La activación y la agregación plaquetarias desempeñan un papel fundamental en la hemostasia y la trombosis. La sobreactivación puede provocar la formación de grandes trombos y bloquear vasos sanguíneos fundamentales. Algunos micronutrientes tienen la capacidad de intervenir activamente en la cascada bioquímica de coagulación, incluidos los ácidos grasos omega 3 EPA y DHA y el concentrado de tomate soluble en agua, por lo que pueden ser beneficiosos para la salud cardiovascular.
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de mortalidad en todo el mundo. La activación y la agregación plaquetarias desempeñan un papel fundamental en la hemostasia y la trombosis. Las plaquetas son estructuras en forma de lente de 2-3 µm de diámetro que carecen de núcleo y están formadas a base de fragmentos de citoplasma derivados de los megacariocitos de la médula ósea. La agregación plaquetaria es un proceso clave en la coagulación sanguínea. Sin embargo, una agregación excesiva puede provocar la formación de trombos, que a su vez pueden bloquear los vasos sanguíneos y ocasionar la necrosis de los tejidos locales. La hiperactividad plaquetaria puede comprometer la circulación, acelerar el desarrollo de la placa de ateroma y aumentar aún más el riesgo de enfermedades cardiovasculares (ECV).
Actualmente se cree que la alimentación y los nutrientes pueden desempeñar un papel potencial en la prevención o la mejora de las ECV, en especial a través de su efecto en la función plaquetaria. La dieta mediterránea y la dieta vegetariana tienen una relación inversa con la incidencia de ECV. El chocolate negro, el ajo, el jengibre, los ácidos grasos omega 3 de origen marino, la cebolla, el zumo de uva morada, el tomate y el vino reducen la agregación plaquetaria (1).
Las lesiones en el endotelio de los vasos sanguíneos provocan la exposición del colágeno. Las plaquetas se adhieren al colágeno, se activan y liberan tromboxano A2 (TXA2), un eicosanoide derivado del ácido araquidónico de la membrana que a su vez atrae más plaquetas. Después, sobre esas plaquetas se forman unas hebras fibrosas de una proteína llamada fibrina. Se forma un trombo (coágulo) cuando a la superficie de la fibrina se adhieren glóbulos rojos que a su vez se recubren con más fibra. Este proceso se repite muchas veces hasta formar el trombo (2).
El primer paso de la agregación plaquetaria es el cambio de forma de las plaquetas, que les permite volverse pegajosas y adherirse unas a otras. En segundo lugar, las plaquetas expresan en su superficie proteínas (por ejemplo, la P-selectina) que les permiten adherirse a los vasos sanguíneos, y proteínas G, que les permiten unir fibrina.
El tromboxano A2 (TXA2) se produce a partir del ácido araquidónico (ARA) por la acción de la enzima ciclooxigenasa (COX). Después, el TXA2 interviene en la producción de ADP y colágeno, moléculas que aumentan aún más el proceso de agregación de plaquetas. Además, el TXA2 interviene también en la producción de trombospondina, que se convierte en trombina. A continuación, la trombina interviene en la producción de fibrina a partir del fibrinógeno. Estas dos últimas fases conllevan la participación de los factores de coagulación, incluidos los dependientes de la vitamina K.
El concentrado de tomate soluble en agua actúa sobre la agregación plaquetaria disminuyendo la expresión de P-selectina y GPIIb/IIIa, la producción de TXA2 y la acción de la agregación plaquetaria inducida por ADP y colágeno. Es importante señalar que estas acciones son reversibles. (Véase el diagrama para mayor claridad).