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El consumo de ácidos grasos en muchos países no alcanza las recomendaciones

Publicado

27 diciembre 2013

Una revisión de datos de encuestas nacionales de ingesta dietética muestra que en muchos países, más del 50% de la población tienen niveles de consumo de ácidos grasos saturados más altos y de ácidos grasos poliinsaturados más bajos que los recomendados para prevenir la enfermedad coronaria.

En la revisión se analizaron los datos sobre el consumo de ácidos grasos de poblaciones adultas de 40 países de todo el mundo y se compararon con las recientes recomendaciones de consumo para la prevención de la enfermedad coronaria, realizadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) (1). El análisis mostró que el consumo total de grasas osciló entre el 11,1% y 46,2% del aporte energético (% E), el consumo de ácidos grasos saturados fue de entre 2,9% y 20,9% E y el de ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) entre 2,8% y 11,3% E. Solo en 25, 11 y 20 países respectivamente se situó el consumo medio dentro de las recomendaciones para el total de grasas (entre 20% y 35% E), el consumo de ácidos grasos saturados (por debajo de 10% E) y PUFA (entre 6% y 11% E). 27 países ofrecieron datos detallados sobre la distribución del consumo de ácidos grasos. En 18 de estos países, más del 50% de la población tenía un consumo de ácidos grasos saturados mayor de 10% E y en 13 de 27 países, la mayoría de la población tenía un consumo de PUFA por debajo de 6% E.

Los investigadores comentaron que estos datos refuerzan la necesidad de centrar las campañas de salud pública en reemplazar los alimentos y grasas ricos en ácidos grasos saturados con aquellos ricos en PUFA, especialmente en países con un consumo de ácidos grasos saturados alto. En los países en desarrollo con un consumo de grasas totales y saturadas bajo, el aumento del consumo de grasa total debería ser en forma de PUFA y no de ácidos grasos saturados. Reducir el consumo de estos ácidos grasos es un objetivo primordial de las recomendaciones alimenticias que aspiran a reducir enfermedades crónicas como la enfermedad co- ronaria, tal como sugirieron la FAO/OMS (2), las Dietary Guidelines for Americans (3) y la Sociedad Europea de Cardiología (4).

Varios estudios indicaron que únicamente la reducción de ácidos grasos saturados no es suficiente para re- ducir el riesgo de enfermedad coronaria (5). Existe evidencia consistente de ensayos clínicos aleatorizados y estudios prospectivos de cohortes de que reducir los ácidos grasos saturados en dieta y los ácidos grasos trans (TFA), sustituyéndolos por PUFA –especialmente los PUFA de cadena larga ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA) procedentes de fuentes marinas– reduce el riesgo de enfermedad coronaria (6, 7). Por tanto, la mayoría de directrices sobre grasas alimentarias indican que se debería mini- mizar el consumo de TFA, aumentar el consumo de pescados grasos y sustituir los ácidos grasos saturados por PUFA (de origen vegetal).

REFERENCIAS

  1. Harika R. K. et al. Intake of Fatty Acids in General Populations Worldwide Does Not Meet Dietary Recommendations to Prevent Coronary Heart Disease: A Systematic Review of Data from 40 Countries. Ann Nutr Metab. 2013; 63:229–238.
  2. FAO/WHO: WHO: Fats and fatty acids in human nutrition. Report of an expert consultation. Food and Nutrition Paper. Food and Agriculture Organisation of the United Nations, Rome, 2010.
  3. U.S. Department of Agriculture, U.S. Department of Health and Human Services: Dietary Guidelines for Americans, 2010.
  4. Perk J. et al. European Guidelines on cardiovascular disease prevention in clinical Practice. Eur Heart J. 2012; 33:1635–1701.
  5. Siri-Tarino P. W. et al. Meta-analysis of prospective cohort studies evaluating the association of saturated fat with cardiovascular disease. American Journal of Clinical Nutrition. 2010; 91:535–546.
  6. Jakobsen M. U. et al. Major types of dietary fat and risk of coronary heart disease: a pooled analysis of 11 cohort studies. American Journal of Clinical Nutrition. 2009; 89:1425–1432.
  7. Skeaff C. M. and Miller J. Dietary fat and coronary heart disease: summary of evidence from prospective cohort and randomised controlled trials. Ann Nutr Metab. 2009; 55:173–201.

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