Un nuevo estudio realizado en España sugiere que la suplementación con luteína y zeaxantina y ácido docosahexaenoico podría contribuir a la protección de la retina en pacientes con degeneración macular temprana.
En el ensayo aleatorizado controlado, 44 pacientes con degeneración macular (AMD, por sus siglas en inglés) temprana recibieron una suplementación diaria de 12 mg de luteína, 0,6 mg de zeaxantina y 280 mg de ácido docosahexaenoico (DHA) o placebo durante un año (1). Los resultados del estudio mostraron que los participantes del grupo con suplementación tenían una mayor densidad óptica del pigmento macular (MPOD, por sus siglas en inglés), mientras que el grupo del placebo no mostró mejoras en la MPOD.
Los investigadores concluyeron que la suplementación con luteína y DHA aumentó los niveles de MPOD, pudiendo así mejorar la protección antioxidante de la retina, lo que podría contribuir a evitar la progresión de la AMD en personas que ya la sufren y prevenir la enfermedad en otros casos. Sin embargo, se necesitan más ensayos clínicos para investigar cuáles son los niveles óptimos de las dosis de vitaminas, micronutri-entes y carotenoides que protegen la retina contra enfermedades degenerativas como la AMD.
La luteína y la zeaxantina se acumulan de manera selectiva en la retina y son particularmente densas en la mácula, en la cual actúan como principales componentes del pigmento macular. Se sabe que los caroteno-ides funcionan como antioxidantes y filtros de la luz azul y por lo tanto podrían proteger la retina macular y el epitelio pigmentario retinal del daño oxidativo causado por la luz. El DHA se encuentra en la retina y está muy concentrado en el segmento externo de los bastones. Puesto que los segmentos externos de los fotor-receptores se renuevan continuamente, podría ser necesario un suministro constante de DHA para un funcionamiento de la retina adecuado. Los estudios epidemiológicos han sugerido que las dietas ricas en vitaminas C y E, zinc, luteína, zeaxantina y DHA se relacionan con una reducción significativa del riesgo de desarrollar AMD temprana y avanzada (2). Por otro lado, un mayor consumo de ácidos grasos omega-3 se ha relacionado con un menor riesgo de que la AMD temprana se convierta en avanzada (3).