Un campo de aplicación para los antioxidantes de uso tópico es el sector del antienvejecimiento. La aplica- ción tópica de antioxidantes tiene una clara ventaja para la piel: se administran directamente sin pérdidas metabólicas a su objetivo, la superficie de la piel, que representa la barrera frente al entorno. Sin embargo, su penetración en las capas más profundas es ineficaz y prácticamente desdeñable, y solo proporcionan protección en las zonas donde se ha aplicado la sustancia. En cambio, la aplicación sistémica —a través de la ingesta por alimentos o complementos— permite su acumulación en todo el organismo, lo que incluye su aumento tanto en la superficie de la piel como en las capas más profundas. En las aplicaciones sistémicas el efecto protector se desarrolla lentamente, pero puede detectarse durante varias semanas tras la interrup- ción de la aplicación. Por el contrario, las aplicaciones tópicas de antioxidantes aumentan el potencial protec- tor de la piel de forma inmediata, aunque este mayor potencial recupera su valor original en menos de
24 horas a no ser que se repita la aplicación tópica; este rápido descenso se debe al contacto con la ropa, a lavarse y ducharse y a la descamación de una capa de corneocitos al día.
También los factores de estrés —radiación, condiciones ambientales, enfermedad, inflamación, tabaco y consumo de alcohol— generan radicales libres en la piel humana y, por lo tanto, pueden disminuir el nivel de antioxidantes. Este nivel puede aumentarse con una dieta equilibrada, rica, por ejemplo, en frutas y verdu- ras. Como se ha demostrado recientemente, el nivel elevado de antioxidantes en la piel humana actúa como una eficaz estrategia antienvejecimiento (7). Un estudio con voluntarios sanos de entre 40 y 50 años para investigó la relación de la concentración de antioxidantes en la piel con la aspereza cutánea. La aspereza dependía de la profundidad y densidad de los surcos y arrugas. Se comprobó que las personas con una elevada concentración de antioxidantes en la piel mostraban un grado de aspereza menor que las de su misma edad con un nivel inferior de antioxidantes (8). En otro estudio se examinó la mejora estructural de la superficie de la piel tras la ingesta sistémica de antioxidantes o la aplicación tópica de cremas con antioxi- dantes (9, 10). Se observó que la concentración de antioxidantes en la piel aumentaba tras la aplicación sistémica. Los resultados obtenidos concuerdan con otros estudios en los que se produjo un aumento de antioxidantes tras la administración de complementos. Finalizado el tratamiento con antioxidantes, su con- centración en la piel era detectable durante un periodo de tiempo mayor que tras la aplicación tópica (11).
Además, los antioxidantes pueden tener una influencia positiva en el tratamiento de varias enfermedades, incluidos varios tipos de cáncer (5). Los resultados positivos podrían atribuirse a los antioxidantes en sus composiciones y concentraciones naturalmente equilibradas. Los estudios sobre antioxidantes sintéticos o extraídos aplicados como tratamientos médicos han generado resultados controvertidos (12). Aunque en varios estudios se observaron efectos positivos tras la aplicación sistémica —principalmente en concent- raciones fisiológicas—, los efectos de los estudios con dosis elevadas de antioxidantes (que aparentemente mostraban propiedades prooxidantes) fueron perjudiciales. A diferencia de la aplicación de antioxidantes como tratamiento médico complementario, la aplicación en productos cosméticos (por ejemplo, cremas antiedad) no ha producido efectos perjudiciales, salvo un número reducido de reacciones alérgicas descritas en varios estudios (5). Estos resultados no son sorprendentes, ya que los productos cosméticos están pen- sados para una aplicación continua a largo plazo y contienen una menor concentración de antioxidantes que los productos destinados a tratamiento médico.
En conclusión, la mejor estrategia para protegerse de la acción perjudicial de los radicales libres es un estilo de vida ordenado, poco estrés y una dieta equilibrada que incluya alimentos ricos en antioxidantes. Teniendo en cuenta los malos hábitos alimentarios de la población en general, además de la exposición despreocupa- da a los rayos UV, es preciso enfatizar la importancia de una ingesta regular de antioxidantes en concentra- ciones fisiológicas. Las técnicas no invasivas desarrolladas recientemente para la detección in vivo de anti- oxidantes y radicales libres en la piel humana (12) pueden influir de forma considerable en los hábitos ali- mentarios de las personas y su conducta ante el estrés y abren nuevas perspectivas para el desarrollo de productos antioxidantes».