OLIGOELEMENTOS // ZINC

Deficiencia

Causas

Gran parte de lo que se conoce acerca de la deficiencia severa de zinc procede del estudio de personas nacidas con un desorden genético (‘acrodermatitis enteropática’) derivado de una absorción y transporte del zinc deficientes. El tratamiento por vía oral con zinc resulta en la remisión completa de los síntomas, aunque se debe mantener indefinidamente en los individuos que padecen este desorden (4, 64).

Aunque no es probable que la deficiencia de zinc dietético ocasione una carencia severa en personas con un desorden genético, una mala absorción del zinc procedente de los alimentos o circunstancias de grandes pérdidas de zinc, como quemaduras graves o diarrea prolongada, también puede provocar una deficiencia severa de zinc.

Parece claro que una deficiencia más moderada de zinc favorece una serie de problemas de salud especialmente comunes en niños que viven en países en vías de desarrollo. La falta de un buen indicador de la deficiencia moderada de zinc dificulta el estudio científico de sus implicaciones para la salud.

Entre las personas propensas a padecer una deficiencia de zinc se incluyen los bebés, las embarazadas y las mujeres lactantes (especialmente las adolescentes), pacientes que reciben alimentación por vía intravenosa (‘alimentación parenteral total’), personas desnutridas (p. ej., quienes padecen anorexia nerviosa), individuos con diarrea severa o persistente, síndromes de mala absorción, enfermedad inflamatoria intestinal (p. ej., enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa), enfermedad hepática alcohólica y drepanocitosis, así como personas mayores (65 años en adelante) y vegetarianos estrictos (4).

Síntomas

Los síntomas de una deficiencia severa de zinc son la ralentización o interrupción del crecimiento y desarrollo, retraso en la maduración sexual, erupciones cutáneas características, diarrea crónica y severa, deficiencias del sistema inmunitario, mala cicatrización de las heridas, pérdida de apetito, menor sensibilidad al tacto, ceguera nocturna, inflamación y opacamiento de las córneas y problemas de comportamiento.

Los síntomas de una deficiencia moderada de zinc incluyen desarrollo físico y neuropsicológico alterado y mayor susceptibilidad a infecciones que suponen un riesgo para la vida en niños pequeños (64).