El potasio (K+) es el principal ión con carga positiva (catión) presente en el líquido intracelular (30 veces más que fuera de las células), mientras que el sodio (Na+) es el catión principal del líquido extracelular (10 veces más que dentro de las células). Las diferencias de concentración entre el potasio y el sodio en las membranas celulares dan lugar a un gradiente electroquímico (‘potencial de membrana’), que es esencial para la transmisión de los impulsos nerviosos, la función cardiaca y el transporte de nutrientes y metabolitos dentro y fuera de las células (2, 3). Una gran parte del gasto energético en reposo del cuerpo se dedica a mantener el potencial de membrana mediante las bombas de iones de la membrana celular, que bombean sodio al exterior de la célula y potasio hacia el interior.
Un número limitado de enzimas, que contribuyen a mantener el potencial de membrana y el metabolismo de los carbohidratos (azúcar, almidón, fibra), requieren la presencia del potasio como cofactor para su actividad (2).
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que presta asesoramiento científico a los responsables políticos, ha confirmado que se han demostrado unos claros beneficios para la salud de la ingesta de potasio en la dieta, ya que contribuye a lo siguiente: