Los iones de sodio y de cloruro contribuyen a mantener las diferencias de concentración y de carga a través de las membranas celulares. El potasio (K+) es el principal ión con carga positiva (catión) presente en el líquido intracelular (una concentración 30 veces superior que fuera de las células), mientras que el sodio (Na+) es el catión principal del líquido extracelular (una concentración 10 veces superior que dentro de las células). Las diferencias de concentración entre el potasio y el sodio en las membranas celulares da lugar a un gradiente electroquímico (‘potencial de membrana’), que es esencial para la transmisión de los impulsos nerviosos, la función cardiaca y el transporte de nutrientes y metabolitos dentro y fuera de las células (3, 4). Una gran parte del gasto energético en reposo del cuerpo se dedica a mantener el potencial de membrana mediante las bombas de iones de la membrana celular, bombeando sodio al exterior de la célula y potasio hacia el interior.
La absorción de sodio en el intestino delgado del cuerpo (a continuación del estómago) desempeña un papel importante en la absorción de cloruro, aminoácidos, glucosa y agua. Otros mecanismos similares intervienen en la reabsorción de estos nutrientes una vez que han sido filtrados desde la sangre por los riñones. El cloruro en la forma de ácido clorhídrico (HCl) también es un componente importante del jugo gástrico que ayuda a digerir y absorber los numerosos nutrientes (2, 5).
Dado que el sodio es el determinante principal del fluido de los vasos sanguíneos (plasma) y el líquido intracelular, hay una serie de mecanismos que regulan el volumen y la presión sanguíneos ajustando el contenido de sodio del organismo. En el sistema circulatorio, los receptores de presión detectan los cambios en la presión arterial y envían señales al sistema nervioso o a las glándulas para influir en la regulación de sodio por parte de los riñones. En general, la retención de sodio provoca retención de agua y la pérdida de sodio se traduce en pérdida de agua (4, 5).
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que presta asesoramiento científico a los responsables políticos, ha confirmado que se han demostrado unos claros beneficios para la salud de la ingesta de cloruro en la dieta, ya que contribuye a lo siguiente: