Varios estudios de investigación han demostrado que los suplementos de ácido docosahexaenoico (DHA) durante la gestación tienen efectos positivos sobre la salud de la madre y el bebé (Koletzko 2008) y aportan beneficios tales como una reducción del riesgo de parto prematuro (Carlson 2013, Kar 2016), un mayor peso al nacer y mejoras en aspectos de la función inmunitaria y las alergias (Koletzko 2014). Los ensayos controlados aleatorizados (ECA) que han investigado los efectos de la suplementación con DHA durante y después del embarazo sobre el desarrollo cognitivo del bebé han arrojado resultados inconsistentes (Colombo 2016) debidos, en parte, a diferencias en las mediciones de la función cognitiva. Las pruebas estandarizadas a nivel mundial, como la Escala Bayley de Desarrollo Infantil, carecen de la sensibilidad para detectar los efectos del DHA en determinados dominios cognitivos. Sin embargo, otras pruebas de atención más específicas basadas en conceptos de procesamiento de la información se correlacionan mejor con la función cognitiva durante la infancia (Colombo 2012).
En este ensayo de fase III, aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo, se evaluaron medidas conductuales de atención visual a los 4, 6 y 9 meses de edad, los periodos de máxima susceptibilidad de desarrollo. Los bebés cuyas madres recibieron suplementos prenatales de 600 mg de DHA durante la última mitad del embarazo mantuvieron unos niveles más altos de atención sostenida y mostraron efectos positivos en el estado conductual (irritabilidad) a lo largo del primer año de vida. El mantenimiento de la atención sostenida durante el primer año ya se ha asociado anteriormente con un mayor vocabulario preescolar a los 4 años de edad (Colombo 2009).
La principal fuente de DHA es el pescado graso. El consumo de DHA en este periodo crítico de tiempo es insuficiente en muchas partes del mundo debido a que las mujeres no cumplen las recomendaciones mínimas de 200 mg diarios de DHA durante la gestación. El consumo estimado per cápita de DHA en 47 países desarrollados y 128 países en desarrollo pone de manifiesto que en el 64% de estos países se consumen cantidades de DHA inferiores a 200 mg/día (Forsyth et al 2016).
Los sujetos de este ensayo de fase III fueron bebés nacidos a término de mujeres que habían tomado parte en el estudio Kansas University DHA Outcomes Study (KUDOS). En el citado estudio participaron 230 mujeres a las que se administró o bien una dosis diaria de 600 mg de DHA o un número equivalente de cápsulas conteniendo aceite de soja y de maíz a partes iguales durante la segunda mitad del embarazo hasta el momento del parto. El objetivo principal del estudio original era informar del efecto del DHA prenatal en la duración de la gestación y el peso al nacer. El segundo objetivo era determinar los efectos del DHA prenatal en el desarrollo de los bebés de las madres participantes. La actual publicación se centra en medidas conductuales de atención y habituación visual, así como la frecuencia cardiaca. La habituación visual es un método muy conocido de aprendizaje no asociativo que consiste en presentar repetidamente un estímulo en una pantalla mientras los observadores codifican la mirada del bebé y registran simultáneamente su ritmo cardiaco. La duración de la mirada refleja el aprendizaje y la memoria y decrece con el tiempo (habituación); el ritmo cardiaco, por su parte, refleja la calidad de la atención durante el tiempo de fijación. Una desaceleración de la frecuencia cardiaca durante la fijación de la mirada se asocia con implicación y procesamiento activo. La suplementación con DHA no afectó algunos de los parámetros como la frecuencia cardiaca, pero los bebés de las madres que recibieron los suplementos mantuvieron unos niveles de atención sostenida más elevados que los del grupo de placebo. Este grupo demostró asimismo un índice de abandono en las tareas significativamente más bajo, así como menor irritabilidad y llanto a los 6 y los 9 meses de edad.
El nuevo estudio llevado a cabo por Colombo et al. (1) demuestra los efectos positivos de la suplementación prenatal con DHA en la atención sostenida y el estado conductual durante el primer año de vida, lo cual indica un efecto de programación temprana atribuido a los suplementos de DHA durante el embarazo. Estos hallazgos se suman a las cada vez más numerosas evidencias que demuestran el beneficio de la suplementación prenatal con DHA.