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Diabetes y salud cardiovascular: ¿Qué relación tienen?

Publicado

11 abril 2019

En las últimas décadas se ha producido un espectacular aumento del número de personas con diabetes tipo 2. Pese a que antes una enfermedad poco frecuente, las crecientes tasas de obesidad han provocado un incremento del número de casos en todo el mundo. El número de personas adultas que padecen diabetes tipo 2 ha aumentado más del doble desde 1980, pasando de 153 millones (1) a 415 millones en 2015, y se estima que esta cifra alcanzará los 640 millones en el 2040 (2). Este hecho tiene consecuencias preocupantes para la salud cardiovascular en todo el mundo. La diabetes es uno de los principales factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares, por lo que el porcentaje de este tipo de enfermedades aumentará a causa de la epidemia de diabetes (3). Las medidas que se han adoptado para prevenir o tratar la diabetes mejorarán la salud del corazón en todo el planeta.

¿Qué es la diabetes?

La diabetes es una enfermedad que se origina cuando los niveles de glucosa en la sangre son muy altos durante un periodo de tiempo prolongado. La glucosa se utiliza como fuente de energía y se mantiene en una concentración estable gracias a la acción de la insulina. Después de comer, normalmente suben los niveles de glucosa, lo que hace que aumente la producción de insulina. Esta le indica al cuerpo que comience a absorber la glucosa de la sangre para que el azúcar vuelva a bajar, evitando así que los niveles de glucosa en sangre se eleven demasiado. Cuando una persona tiene diabetes, la insulina ya no es capaz de regular eficazmente la glucosa en sangre.

Tres tipos de diabetes

Existen tres tipos de diabetes: el tipo 1, el tipo 2 y la diabetes gestacional. La diabetes tipo 1 suele aparecer durante la infancia cuando las células del páncreas que producen la insulina dejan de funcionar correctamente. Aunque aún se desconocen las causas exactas, se cree que se debe a una combinación de factores genéticos y ambientales que hace que el cuerpo destruya las células productoras de insulina. Esto significa que el cuerpo no es capaz de fabricar suficiente insulina para reducir los niveles de glucosa en sangre después de comer ni tampoco puede obtener los nutrientes que necesita para un crecimiento y desarrollo normales. En este caso, se debe administrar insulina como tratamiento. La prevalencia de la diabetes tipo 1 se ha mantenido estable.

La diabetes tipo 2 suele aparecer en la edad adulta. En este tipo de diabetes, las células dejan de responder a los efectos de la insulina. No absorben bien la glucosa, por lo que esta sigue circulando por la sangre. Con el tiempo, la capacidad del cuerpo de producir insulina también disminuye. Las personas obesas y sedentarias tienen un mayor riesgo de padecer diabetes tipo 2.

En la diabetes gestacional, que se manifiesta durante el embarazo, las células del cuerpo no son capaces de absorber la glucosa de la sangre. Se cree que esto ayuda al feto a asegurarse su propio suministro de glucosa, impidiendo que la madre pueda utilizarla para sí misma. La diabetes gestacional normalmente desaparece después del parto, aunque las mujeres que han tenido diabetes gestacional tienen un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 a lo largo de su vida (4).

¿Cómo afecta la diabetes a la salud cardiovascular?

Los dos pilares de la salud cardiovascular son unos vasos sanguíneos y un corazón sanos. Una concentración elevada de glucosa en la sangre puede afectar a ambos. En primer lugar, la acumulación de glucosa dificulta la dilatación normal de los vasos sanguíneos. Los vasos sanguíneos se pueden dilatar y contraer para acomodarse al flujo sanguíneo. Cuando la glucosa se acumula en la sangre, los vasos no pueden dilatarse lo suficiente para permitir cambios en el flujo sanguíneo. El resultado es un aumento de la presión arterial. Esta presión alta daña los pequeños vasos sanguíneos de los órganos y es la principal causa de complicaciones de la diabetes como la ceguera y la insuficiencia renal. En segundo lugar, la acumulación de glucosa en la sangre provoca alteraciones en los leucocitos haciendo que sea más probable que formen una placa en las arterias. Esto aumenta el riesgo de sufrir un infarto. En tercer lugar, la acumulación de glucosa en la sangre altera las plaquetas, que toman una forma “estrellada” y son más propensas a formar coágulos en las arterias, lo que contribuye a un mayor riesgo de embolia (5).

Las personas diabéticas necesitan controlar de cerca sus niveles de glucosa en sangre para evitar que estos suban o bajen mucho. Por lo tanto, reducir los niveles de glucosa es fundamental para favorecer la salud del corazón (5). Las personas con diabetes tipo 1 no pueden producir suficiente insulina y se la tienen que administrar por medio de inyecciones o de una bomba de insulina. A estas personas se les aconseja que adopten un estilo de vida que evite picos y caídas extremas de la glucosa sanguínea, practicando ejercicio regularmente y llevando una alimentación sana. La diabetes tipo 2 y la diabetes gestacional se pueden tratar en las etapas iniciales con cambios en la dieta y en el estilo de vida. No obstante, muchas personas toman medicamentos para controlar sus niveles de glucosa (5).

Propuestas clave de estilo de vida para la diabetes y la salud cardiovascular (3)

Elija alimentos con bajo índice glucémico
Mantenga un peso saludable
Practique ejercicio regularmente
Coma más frutas y verduras
Limite el consumo de grasas saturadas
Reduzca el consumo de sal

Alimentación para diabéticos

Independientemente del tipo de diabetes, llevar una dieta y un estilo de vida saludables son importantes para controlar la enfermedad.En el caso de la diabetes tipo 2, una pérdida de peso moderada de alrededor del 5 % puede ayudar a regular el azúcar en la sangre. El exceso de grasa corporal contribuye a desarrollar resistencia a la insulina (6). Junto con la pérdida de peso, el ejercicio regular ayuda a que las células musculares sean más receptivas a la insulina y mejoren así el control de la glucosa en sangre (7). Asimismo, se recomienda comer más frutas y verduras y restringir el consumo de grasas y sal. Estas medidas han demostrado ser eficaces para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, y también son indicadas para diabéticos (3).

Los alimentos que contienen carbohidratos elevan los niveles de glucosa. A la capacidad de un alimento para elevar los niveles de glucosa en la sangre se le denomina “índice glucémico”. Algunos alimentos, como las patatas asadas o la pasta de harina refinada, provocan un brusco aumento de la glucosa en sangre después de ser consumidos y, por lo tanto, se considera que tienen un alto índice glucémico. Otros, como los alimentos ricos en fibra, hacen que los niveles de glucosa se eleven más lentamente. Los alimentos que contienen fructosa también producen un aumento de la glucosa mucho más lento, porque la fructosa tiene que ser convertida en glucosa por el hígado, y este proceso lleva tiempo. La fruta y los alimentos ricos en fibra tienen un índice glucémico bajo. Lo más beneficioso para las personas diabéticas es consumir alimentos con un índice glucémico bajo, ya que elevan el nivel de glucosa lentamente y resulta más fácil controlarlo (8).

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References

  1. Danaei G, Finucane MM, Lu Y, Singh GM, Cowan MJ, Paciorek CJ, Lin JK, Farzadfar F, Khang YH, Stevens GA, et al. National, regional, and global trends in fasting plasma glucose and diabetes prevalence since 1980: systematic analysis of health examination surveys and epidemiological studies with 370 country-years and 2.7 million participants. Lancet 2011;378(9785):31-40. doi: 10.1016/S0140-6736(11)60679-X
  2. Ogurtsova K, da Rocha Fernandes JD, Huang Y, Linnenkamp U, Guariguata L, Cho NH, Cavan D, Shaw JE, Makaroff LE. IDF Diabetes Atlas: Global estimates for the prevalence of diabetes for 2015 and 2040. Diabetes Res Clin Pract 2017;128:40-50. doi: 10.1016/j.diabres.2017.03.024
  3. Balakumar P, Maung UK, Jagadeesh G. Prevalence and prevention of cardiovascular disease and diabetes mellitus. Pharmacol Res 2016;113(Pt A):600-9. doi: 10.1016/j.phrs.2016.09.040
  4. Noctor E, Dunne FP. Type 2 diabetes after gestational diabetes: The influence of changing diagnostic criteria. World J Diabetes 2015;6(2):234-44. doi: 10.4239/wjd.v6.i2.234
  5. Szuszkiewicz-Garcia MM, Davidson JA. Cardiovascular disease in diabetes mellitus: risk factors and medical therapy. Endocrinol Metab Clin North Am 2014;43(1):25-40. doi: 10.1016/j.ecl.2013.09.001
  6. Diabetes Prevention Program Research G, Knowler WC, Fowler SE, Hamman RF, Christophi CA, Hoffman HJ, Brenneman AT, Brown-Friday JO, Goldberg R, Venditti E, et al. 10-year follow-up of diabetes incidence and weight loss in the Diabetes Prevention Program Outcomes Study. Lancet 2009;374(9702):1677-86. doi: 10.1016/S0140-6736(09)61457-4
  7. Turcotte LP, Fisher JS. Skeletal muscle insulin resistance: roles of fatty acid metabolism and exercise. Phys Ther 2008;88(11):1279-96. doi: 10.2522/ptj.20080018
  8. Greenwood DC, Threapleton DE, Evans CE, Cleghorn CL, Nykjaer C, Woodhead C, Burley VJ. Glycemic index, glycemic load, carbohydrates, and type 2 diabetes: systematic review and dose-response meta-analysis of prospective studies. Diabetes Care 2013;36(12):4166-71. doi: 10.2337/dc13-0325

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