NUTRI-FACTS asistió recientemente a la 20.a edición de las Journées Interactives de Réalités Pédiatriques (JIRP), un importante congreso pediátrico que se celebra en Versalles e informa de los últimos estudios y avances científicos sobre salud infantil. En esta ocasión, las jornadas pusieron el acento en el valor de una buena alimentación durante los primeros 1000 días de la vida del niño (entre el inicio de la gestación y el segundo cumpleaños). También destacaron el peso de las grasas alimentarias, en particular el ácido docosahexaenoico (DHA) y el ácido araquidónico (ARA), ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (AGPICL).
El DHA y el ARA son fundamentales para el desarrollo del lactante
El DHA y el ARA son los principales AGPICL omega 3 y omega 6 presentes de forma natural en la leche materna y suministrados de manera preferente al bebé a través de la placenta durante el embarazo. Los estudios presentados en las JIRP mostraron que el nivel de DHA en la leche materna puede variar en función de la ingesta alimentaria de la madre, mientras que el nivel de ARA es más constante (1). La uniformidad del nivel de ARA en la leche materna indica su importante papel para la salud y el desarrollo infantil. Los últimos estudios señalan que el DHA y el ARA, cuando se administran conjuntamente en complementos durante los primeros 12 meses de vida, tienen un efecto positivo en el desarrollo cognitivo del niño y favorecen la estructura y la actividad cerebrales hasta la edad de 9 años (2, 3). Además, varios estudios realizados durante 20 años resaltan el importante papel del DHA y el ARA en el desarrollo y la actividad visual, el torrente sanguíneo y el desarrollo y el funcionamiento del sistema inmunitario durante la primera infancia (4–6). Dada la clara importancia de los ácidos grasos DHA y ARA para el crecimiento y el desarrollo infantiles, es recomendable que, cuando la lactancia materna no sea posible, los bebés reciban preparados lactantes complementados con DHA y ARA.
Nuevo reglamento de la UE para preparados para lactantes
A pesar de estos datos, las recientes modificaciones de la normativa de la UE que regula la composición de los preparados para lactantes obligan ahora a añadir DHA a estos preparados, mientras que la adición de ARA queda a discreción de los fabricantes (7). El Reglamento Delegado (UE) 2016/127 de la Comisión de 25 de septiembre de 2015 sobre los preparados para lactantes establece que, para la salud y el desarrollo del niño, es fundamental añadir una cantidad mínima de 20 mg de DHA/100 kcal, mientras que el ARA sigue siendo un ingrediente opcional (8). Estas disposiciones legales, que serán obligatorias a partir de febrero de 2020, han suscitado la preocupación de varios expertos científicos para quienes esta medida podría tener consecuencias imprevistas. Afirman que es necesario seguir investigando para determinar si los productos complementados con el nuevo nivel obligatorio de DHA, pero sin ARA, favorecen el correcto crecimiento y desarrollo del niño (9–12). Teniendo en cuenta la vulnerabilidad de los lactantes y la preocupación de los expertos sobre la falta de investigación, NUTRI-FACTS concluyó que quizá sea prematuro administrar a los bebés productos alimenticios que difieran de la composición de la leche materna. En este sentido, es necesario considerar la inclusión de ARA y DHA —no solo DHA— en los preparados de tipo 1.
Necesidad de equilibrio entre DHA y ARA en los preparados para lactantes
Para asegurar el desarrollo y la salud óptimos del bebé, es preciso tener en cuenta el nivel de DHA y ARA y el equilibrio entre ambos (13). En las JIRP se expusieron los datos científicos que respaldan esta necesidad; las familias de ácidos grasos omega 3 y omega 6 compiten por las mismas enzimas responsables de la conversión de precursores alimentarios en DHA y ARA. Demasiados omega 6 en comparación con omega 3 pueden limitar la síntesis de DHA, mientras que un nivel excesivo de omega 3 frente a omega 6 puede dificultar la síntesis de ARA. Además, los polimorfismos genéticos de las enzimas elongasa o desaturasa, encargadas de la síntesis de DHA y ARA, afectan a la actividad normal de la enzima, lo cual puede reducir el nivel de estos ácidos grasos en los lactantes. Una nueva investigación ha identificado grupos de bebés que posiblemente necesitan más cantidad DHA y ARA para contrarrestar los efectos negativos de estos polimorfismos genéticos (14, 15).
A la luz de esta investigación, la normativa nacional permite la complementación de preparados para lactantes con DHA y ARA en una proporción de entre 1:1 y 1:2 (16, 17). De este modo, no solo se imita el equilibrio existente en la leche materna, sino que también se favorece el crecimiento y el desarrollo óptimos del bebé, como demuestran extensas investigaciones. Sin embargo, las madres vegetarianas que no comen pescado azul —como sardinas, salmón o caballa—, rico en DHA, pueden correr el riesgo de ingerir un nivel insuficiente de DHA y, como consecuencia, de registrar un nivel insuficiente en la leche. Por lo tanto, es recomendable que estas mujeres intenten consumir 1-2 porciones de pescado azul a la semana o que incrementen la ingesta de DHA con fuentes alternativas, como complementos a base de algas o aceite de pescado, para alcanzar el nivel óptimo de DHA en la leche.
El futuro de las soluciones nutricionales para lactantes
En las nuevas investigaciones se siguen identificando nutrientes y componentes bioactivos de la leche humana que en la actualidad no están presentes en los productos alimenticios para bebés. Según estos datos, los ingredientes utilizados en los productos de alimentación infantil seguirán evolucionando para favorecer el crecimiento y el desarrollo del niño durante una etapa crucial de la vida.
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