Según un reciente estudio llevado a cabo en Corea, los pacientes con deficiencia de vitamina D parecen ser más propensos a tener un mal pronóstico neurológico o a fallecer tras un paro cardiaco repentino.
En el estudio observacional se midieron los casos de muerte, la función cerebral y las concentraciones sanguíneas de vitamina D de 53 pacientes inconscientes resucitados tras una parada cardiaca súbita (1). Los resultados mostraron que el 29 % de los pacientes con deficiencia de vitamina D (menos de 10 ng/mL) había fallecido a los seis meses frente a los cero fallecimientos entre los pacientes con unos buenos niveles de vitamina D. Los niveles medios de vitamina D fueron de 10,3 ng/mL con un 59 % de casos de deficiencia. El 65% de los pacientes con déficit de vitamina D presentó un mal pronóstico neurológico a los 6 meses siguientes al alta hospitalaria en comparación con el 23% de los pacientes con unos niveles más altos de esta vitamina (12,4 ng/mL). La deficiencia de vitamina D se identificó como un factor independiente que aumenta por siete el riesgo de una función cerebral deficiente tras sufrir una parada cardiaca.
Los investigadores señalaron que en los pacientes resucitados después de un paro cardiaco repentino, además de la supervivencia, también es muy importante la recuperación de la función neurológica. Se ha observado que la deficiencia de vitamina D está relacionada con el riesgo de padecer varias enfermedades cardiovasculares que incluyen la parada cardiaca súbita. Otros factores de riesgo de parada cardiaca súbita son tener antecedentes familiares de cardiopatías, el tabaco, la obesidad, la diabetes, un estilo de vida sedentario, la hipertensión, el colesterol alto y un consumo excesivo de alcohol. Se necesita un ensayo clínico aleatorizado a gran escala para determinar si los suplementos de vitamina D pueden proteger a los grupos de alto riesgo de sufrir un paro cardiaco repentino.