Un nuevo estudio que utiliza los datos del ensayo DIAMOND (DHA intake and Measurement of Neural Development) he demostrado que la suplementación de la leche maternizada con ácido docosahexanoico (DHA) y ácido araquidónico (ARA) durante el primer año de vida tiene un efecto protector frente a las alergias en la primera infancia. Se ha constatado que el estado de alergia de la madre tiene un profundo efecto sobre la naturaleza de la protección del bebé.
El ensayo DIAMOND (DHA intake and Measurement of Neural Development) se llevó a cabo en Kansas City, EE. UU., con una amplia cohorte de bebés sanos nacidos a término y alimentados exclusivamente con leche maternizada. En el marco del ensayo se realizó una intervención con varios niveles de ácido docosahexanoico (DHA) y ácidos araquidónico (ARA) durante el primer año de vida. Los resultados han dado lugar a varias publicaciones. A modo de ejemplo, la suplementación con LCPUFA (DHA/ARA) permitió predecir una mayor longitud y unos percentiles más altos de peso y talla por edad de los 2 a los 6 años, si bien lo más importante es que no aumentó el IMC (2).
El desarrollo de alergias en los bebés y los niños pequeños se ha incrementado notablemente en los últimos 30 años. Se cree que los factores alimentarios desempeñan un papel muy importante en este sentido, especialmente el cambio del tipo y la cantidad de lípidos consumidos. Un trabajo reciente (3) ha sugerido que el aumento de la relación dietética de ácidos grasos omega-6 y omega-3 es un factor relevante para explicar este incremento. No obstante, apenas se ha investigado la influencia de los lípidos en la dieta de los bebés y el posterior desarrollo de alergias.
Se ha demostrado que los bebés alimentados con leche maternizada conteniendo los niveles recomendados de DHA y ARA tienen una distribución de células inmunes y unos perfiles de citoquinas similares a los de los niños alimentados con leche materna (4). En el único estudio que ha utilizado intervenciones de DHA y ARA en la leche maternizada durante el primer año de vida se descubrió que la incidencia de enfermedades alérgicas confirmadas por el médico se redujo durante los 3 primeros años de vida (5).
El nuevo estudio (1) utilizó un subgrupo de 91 niños normales del ensayo DIAMOND y evaluó el desarrollo de enfermedades alérgicas a lo largo de los primeros seis años. En el análisis estadístico se incluyeron posibles factores de confusión como el consumo de tabaco, las mascotas, los hermanos, etc. Los niños recibieron una fórmula de control o una fórmula de intervención con 0,64 % de ARA (como ácidos grasos totales) y 0,32, 0,64 o 0,96 % de DHA (como ácidos grasos totales). Los resultados mostraron que, durante el primer año de vida, el grupo de intervención con LCPUFA tuvo menos alergias en general, menos alergias de la piel y un intervalo más largo libre de enfermedad (en lo que se refiere a enfermedades alérgicas). En los primeros 4 años de vida, el grupo que recibió los LCPUFA presentó una reducción del 64 % en enfermedades alérgicas de la piel en los casos en los que la madre no padecía de alergias. Curiosamente, en aquellos casos en los que las madres padecían alergias, el grupo de LCPUFA mostró una reducción del 74 % en las sibilancias y el asma, mientras que no hubo ninguna reducción si las madres no tenían alergias.
Aunque este estudio fue relativamente pequeño, sí sugiere que la suplementación de la leche maternizada con DHA y ARA en los primeros años de vida ofrece protección frente al desarrollo de enfermedades alérgicas durante la infancia, si bien el estado de alergias de la madre es un factor importante en la naturaleza de dicha protección.