El parto prematuro es un grave problema de salud en todo el mundo. Se considera prematuro el parto que tiene lugar antes de las 37 semanas de gestación. En el mundo nace un bebé prematuro por cada 10, lo que significa que hay 15 millones de partos prematuros al año, aunque en realidad parece que el índice de prematuridad está descendiendo lentamente.
Problemas de salud del parto prematuro
Para el desarrollo normal del cuerpo de un bebé hacen falta como mínimo 37 semanas. Las complicaciones en el parto de los bebés prematuros se deben a que sus órganos no están todavía adaptados a vivir fuera del entorno protector del útero. A mayor antelación, mayor impacto en la salud1. Para el recién nacido, los principales problemas incluyen dificultades para respirar por la inmadurez de los pulmones, dificultades para alimentarse, problemas para mantener la temperatura correcta del cuerpo y mayor riesgo de infecciones2,3. A largo plazo, los bebés prematuros pueden sufrir diversas afecciones, tanto leves como graves. Normalmente, los niños nacidos cerca de la 37.ª semana pueden llevar una vida normal, pero los nacidos mucho antes (en general con menos de 28 semanas de gestación) pueden experimentar varios retrasos en el desarrollo y padecer enfermedades crónicas, como parálisis cerebral y lesiones permanentes en pulmones, ojos, corazón y oídos1,4. Para proteger a los millones de bebés prematuros que nacen cada año, es fundamental prevenir el parto prematuro y aliviar sus consecuencias.
Factores de riesgo del parto prematuro
Aunque en muchos casos no es posible hallar la causa exacta de un parto prematuro, se han identificado varios factores de riesgo. Se cree que contribuyen varios factores de riesgo genéticos y ambientales combinados1. Tienen más probabilidades de dar a luz antes de término las madres muy jóvenes, las muy mayores o las que han dejado poco intervalo entre dos partos. También registran más probabilidades de adelantarse los partos múltiples. Pueden incrementar las posibilidades de un parto prematuro algunas infecciones, así como determinados factores del estilo de vida, como el ejercicio físico intenso, el estrés psicológico y el tabaco1. Estos factores —infecciones y estilo de vida— están relacionados con el proceso de inflamación, una reacción normal a la infección y el estrés pero que tiene consecuencias negativas para la salud.
Omega 3, omega 6 y parto prematuro: madres e hijos
Los ácidos grasos omega 3 y omega 6 cumplen varias funciones importantes en el organismo, y una de las más destacadas es que son elementos básicos de las moléculas mensajeras del cuerpo. Hay un tipo de estas moléculas mensajeras, las prostaglandinas, que forman parte importante del nacimiento porque preparan los músculos del útero para el parto5. Para fabricar prostaglandinas de fuerte efecto biológico, el organismo utiliza el ácido araquidónico, un ácido graso omega 6 de cadena larga5. Los ácidos grasos omega 3 de cadena larga fabrican prostaglandinas más débiles6. Aunque aparentemente es bueno tener abundantes omega 6 para favorecer los procesos que subyacen al parto activo, en realidad un nivel elevado puede ser excesivo e incrementar el riesgo de prematuridad7,8. Algunos investigadores creen que los ácidos grasos omega 3 pueden equilibrar los omega 6 al producir prostaglandinas más débiles cuyas probabilidades de inducir un parto prematuro son menores8.
Es posible que los niños prematuros también deban ingerir ácidos grasos omega 3 de cadena larga, ya que en el útero no han atravesado el periodo crítico en que tiene lugar la principal transferencia de omega 3 y su metabolismo, todavía inmaduro, les impide fabricar por sí mismos el tipo correcto de estos ácidos grasos esenciales9.
Los ácidos grasos omega 3 administrados durante el embarazo han demostrado reducir el riesgo de parto prematuro en varios estudios10,11. Los investigadores calculan que, tras la complementación con omega 3, el periodo gestacional se incrementó entre dos días8 y dos semanas11 y que, en general, los índices de parto prematuro disminuyeron. Es de sentido común administrar ácidos grasos omega 3 adecuados a las mujeres embarazadas, especialmente si pueden reducir el riesgo de parto prematuro.
Para favorecer su desarrollo cognitivo y físico normal, es crucial que los bebés prematuros reciban suficientes ácidos grasos de cadena larga tras el nacimiento (tanto omega 3 como omega 6)12,13. El suministro de ácidos grasos de cadena larga disminuye durante la primera semana de vida, por lo que es preciso administrarlos para prevenir deficiencias13. Algunos expertos afirman que la necesidad de ácidos grasos omega 3 y omega 6 de un niño prematuro puede ser dos o tres veces superior al nivel que se suministra actualmente en los productos de nutrición infantil y nutrición médica14.