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La nutrición personalizada puede ayudar a mejorar la salud general de la población
20 abril 2015
19 abril 2018
El gran número de microorganismos que habitan en nuestro intestino grueso forma un rico ecosistema que se conoce como microbiota intestinal. Actualmente, la microbiota intestinal está siendo objeto de numerosas investigaciones para identificar sus posibles efectos en nuestra salud: afecciones tan diferentes como la enfermedad renal, la obesidad, los trastornos del sueño y los trastornos mentales se asocian con cambios específicos en la flora de nuestro intestino (1–5). Por ejemplo, las personas que padecen de obesidad presentan un determinado patrón de microbiota; esto podría indicar que las personas obesas obtienen más energía de los alimentos que las personas con un peso normal, lo cual favorece la obesidad (6, 7).
Hace poco, NUTRI-FACTS dedicó su Tema del mes a examinar algunos conceptos básicos de la microbiota intestinal. Una de las formas en que podemos utilizar la microbiota para mejorar la salud es modificar la proporción relativa de ciertos tipos de microorganismos. Esto se puede conseguir con los probióticos, también conocidos como “bacterias beneficiosas”. El consumo de productos que contienen bacterias beneficiosas, como el yogur probiótico, hace que la microbiota intestinal tenga mayor cantidad de estas bacterias consumidas (8). Otra manera de lograrlo es el enfoque prebiótico, que consiste en introducir cambios en la alimentación para estimular o impedir el crecimiento de ciertos microorganismos. Este enfoque funciona porque los alimentos que comemos constituyen, a su vez, el alimento de las bacterias de nuestro intestino. Los microorganismos pueden ser muy selectivos en sus preferencias de alimentos y proliferarán más o menos dependiendo de la comida que reciban de nosotros. Por ejemplo, incluir una fibra dietética en la alimentación puede aumentar la presencia de determinados microorganismos y mejorar la salud intestinal (9).
Un nuevo concepto en la investigación de la microbiota intestinal amplía el significado de lo que clasificamos como prebióticos (10). Para considerarse como tal, en el pasado los prebióticos tenían que servir de alimento a la flora intestinal. Sin embargo, ahora sabemos que hay otros componentes de los alimentos que no son necesariamente alimento para los microorganismos, pero que son capaces de cambiar la composición de la microbiota intestinal.
Un ejemplo de ello es el resveratrol presente en el vino tinto, las bayas y los cacahuetes. En la naturaleza, el resveratrol ayuda a las hojas y las vides a protegerse de los ataques de mohos (11). Un estudio realizado en tubos de ensayo demostró que el resveratrol es capaz de inhibir el crecimiento de ciertas “bacterias perjudiciales” como la Escherichia coli y la Enterococcus faecalis, y de estimular el crecimiento de “bacterias beneficiosas” como el Lactobaccillus. De ahí que haya despertado tanto interés por su influencia en la composición de la microbiota intestinal.
El resveratrol puede afectar la microbiota intestinal de tres maneras posibles: puede cambiar la composición de la flora intestinal, puede modificar lo que los microorganismos producen y puede afectar el funcionamiento de las células que recubren el intestino, como se describe en un artículo de revisión reciente (12).
Varios investigadores han conseguido demostrar que el resveratrol puede modificar la microbiota intestinal de los obesos para que se asemeje a la de una persona con un peso normal. Por ejemplo, ratones alimentados con una dieta rica en grasas y azúcares desarrollaron obesidad y su microbiota intestinal cambió igual que en los seres humanos: la cantidad de bacterias Bacteroides aumentó y la proporción de bacterias Firmicutes disminuyó. En los ratones alimentados con resveratrol, los cambios en la microbiota intestinal asociados con la obesidad desaparecieron y su microbiota era similar a la de un ratón con un peso normal pese a llevar una alimentación que promovía la obesidad (13).
Otro estudio interesante aporta pruebas de que el resveratrol puede afectar las concentraciones de ciertos compuestos producidos por la microbiota intestinal. Se demostró que el resveratrol modificaba la proporción de un factor de riesgo cardiovascular que se produce en el intestino, lo cual disminuye la acumulación de placa en las arterias de los ratones (14).
En tercer lugar, el resveratrol puede influir en el funcionamiento de las células que recubren el intestino grueso a afectar así la microbiota intestinal. Esto podría ser importante para el síndrome del intestino permeable (15). En un estudio, el resveratrol ayudó a proteger las células intestinales después de que fueran dañadas por una toxina y evitó que penetraran en ellas bacterias perjudiciales (16). Otro estudio relacionado descubrió que el resveratrol estimulaba la producción de proteínas en las células intestinales que ayudan a prevenir la filtración de nutrientes entre las células y que esto estaba relacionado con cambios en la microbiota intestinal (17).
Todos estos estudios revelan los efectos beneficiosos del resveratrol en la salud al modificar el ecosistema intestinal, ya que es capaz de modificar la proporción relativa de ciertos microorganismos en el intestino, afecta a los compuestos que produce la microbiota intestinal y contribuye al buen funcionamiento del intestino grueso. Aunque la investigación en este campo apenas acaba de comenzar, ya hay resultados prometedores que apuntan a nuevos efectos del resveratrol en la microbiota intestinal.
20 abril 2015
25 julio 2011
Según un primer estudio poblacional realizado en Australia sobre el vínculo entre el consumo de antioxidantes y la pérdida de audición, el alto consumo en dieta de vitamina A y vitamina E está relacionado con la reducción del riesgo de padecer pérdida de audición relacionada con la edad.
20 octubre 2011
En una convención reciente, 25 expertos internacionales analizaron las recomendaciones de consumo de vitamina D con el fin de prevenir fracturas osteoporóticas, la frecuencia de caídas y el raquitismo.