Según un nuevo estudio realizado en Australia, un aumento del consumo de ácidos grasos omega-3 podría estar relacionado con una edad biológica más joven en personas mayores con deterioro cognitivo leve.
En el ensayo aleatorizado controlado, 33 participantes de más de 65 años con deterioro cognitivo leve recibieron o bien suplementos de ácidos grasos omega-3 que contenían principalmente ácido eicosapent- aenoico (1,67 g EPA + 0,16 g DHA al día) o ácido docosahexaenoico (1,55 g DHA + 0,40 g EPA al día), o bien el ácido graso omega-6 ácido linoleico (LA, 2,2 g al día) durante 6 meses (1). En el ensayo se midió y se comparó la longitud de los telómeros de los cromosomas en muestras de glóbulos rojos de los participantes. Los resultados del estudio mostraron que un mayor nivel de DHA en los glóbulos rojos estaba relacionado de forma significativa con una menor reducción de los telómeros en el grupo con un mayor consumo de DHA. El grupo que recibió LA presentó la mayor reducción de la longitud de los telómeros, en comparación con los grupos que tomaron DHA y EPA.
Los investigadores comentaron que estos hallazgos confirman los resultados de estudios anteriores que señalaban posibles asociaciones entre un alto nivel en sangre de ácidos grasos omega-3 de origen marino y un índice bajo de reducción de los telómeros, entre el posible aumento de la longitud media de los telómeros y un mayor consumo de ácidos grasos omega-3, y entre un nivel elevado de ácidos grasos omega-3 en sangre y una reducción del envejecimiento celular en personas con enfermedades coronarias (2, 3).
Los extremos de los cromosomas, llamados telómeros, están formados por una secuencia de ADN que evita que los cromosomas se fundan con los demás o que cambien de estructura durante la división celular. El envejecimiento de las células normales y sanas está relacionado con un mecanismo de reducción de la tel- omerasa, que limita las células a un número fijo de divisiones. Cada vez que los telómeros se replican, su longitud se reduce, y cuando se agotan, las células se destruyen (apoptosis). Estudios previos afirman que los telómeros son muy susceptibles al daño por estrés oxidativo. Se cree que el daño a los telómeros es uno de los factores que inicia la inestabilidad del genoma, lo que lleva al envejecimiento acelerado, al deterioro cognitivo y a las enfermedades degenerativas (como la enfermedad de Alzheimer).