OPINIÓN EXPERTA
Cada vez hay más niños afectados por la falta de vitamina D
15 febrero 2012
Deutsche Gesellschaft für Kinder- und Jugendmedizin e.V. (DGKJ), Berlín, Alemania.
30 julio 2018
Este mes, queremos arrojar un rayo de luz (solar) sobre la vitamina D. La función más conocida de la vitamina D en el organismo está relacionada con la salud de los huesos, pero se está dedicando un interés considerable a investigar otras maneras en que puede favorecer nuestra salud. A pesar de su nombre, la vitamina D no es una vitamina en el sentido más estricto de la palabra. Por un lado, y al igual que las demás vitaminas, es imprescindible y se obtiene de la alimentación. Por el otro, y a diferencia de todas las demás vitaminas, nuestro organismo también la fabrica cuando exponemos la piel a la luz solar. Por lo tanto, hay dos fuentes de vitamina D: la alimentación y el sol [1].
La vitamina D es reconocida por ser un nutriente indispensable para la salud de los huesos, ya que ayuda al intestino a absorber el calcio mineral óseo de la alimentación. Los huesos de las personas con deficiencia de vitamina D se debilitan, una enfermedad que, en los niños, se denomina raquitismo. La carencia de vitamina D impide que los huesos acumulen mineral óseo con normalidad, lo cual, si no se trata, provoca deformidades permanentes en los huesos. En adultos, la enfermedad es menos grave porque el esqueleto ya está formado, pero la deficiencia aumenta el riesgo de fracturas [1]. La vitamina D tiene otras labores reconocidas, como favorecer la actividad muscular normal [2], participar posiblemente en el metabolismo de las células [1] y, según algunos estudios, colaborar en el sistema inmunitario [3-5].
Hay pocas fuentes alimentarias importantes de vitamina D. En los alimentos hay dos formas de esta vitamina: la vitamina D2 en las setas y la vitamina D3 en los alimentos de origen animal, especialmente el pescado. Aunque parece que la vitamina D3 es un poco más eficaz para incrementar el nivel de vitamina D en el cuerpo, ambas formas pueden utilizarse para prevenir su deficiencia [6]. Según la más respetada base de datos de composición de alimentos [7], entre los principales comestibles con contenido de vitamina D se encuentran el aceite de hígado de bacalao, las setas que han estado expuestas a la luz UV y el pescado azul, como salmón, caballa y anguila. De los alimentos que se consumen con más frecuencia, la yema de huevo es una fuente razonable de vitamina D, al igual que la leche, las margarinas y los cereales para desayuno fortificados. El número de alimentos que contribuyen a la obtención de vitamina D es bastante limitado, lo que explica que en el mundo haya tantas personas con un nivel insuficiente [8-12].
Otra forma que tiene el ser humano de obtener vitamina D es exponiendo la piel a la luz solar. Los rayos UVB del sol reaccionan con las moléculas de la piel y fabrican vitamina D [13]. Sin embargo, esta opción tiene dos salvedades importantes. En primer lugar, no toda la luz solar produce vitamina D: los rayos deben tener la intensidad suficiente. La geografía es muy importante. Cerca del ecuador, la piel puede producir vitamina D todo el año pero, en la proximidad de los polos, no puede fabricarla durante el invierno. La producción de vitamina D se bloquea con la nubosidad, el uso de cremas protectoras y la ropa de manga larga.
La obtención de vitamina D del sol tiene varios efectos negativos. La luz UV del sol es una causa importante de lesiones cutáneas y oculares que aumentan el riesgo de cáncer de piel y cataratas [14]. La exposición excesiva al sol también da lugar a un debilitamiento temporal del sistema inmunitario [15]. En muchos países hay pautas para exponerse al sol de forma «saludable», aunque, en el mejor de los casos, son muy generales. La intensidad del sol varía con las estaciones, la nubosidad y la hora del día, por lo que resulta complicado calcular la cantidad de tiempo necesario para producir vitamina D sin quemarse [15]. Es difícil aconsejar a las personas cómo obtener vitamina D del sol sin aumentar su riesgo de desarrollar un cáncer de piel.
La vitamina D es un micronutriente esencial, aunque aparentemente para muchas personas es difícil obtenerla en cantidad suficiente con la alimentación. Aunque nuestro organismo también puede producir vitamina D con la luz solar intensa, esta aumenta el riesgo de cáncer de piel o de lesiones oculares. Los complementos alimenticios o los alimentos fortificados con vitamina D pueden proporcionar una dosis adecuada y conocida de esta vitamina para prevenir su deficiencia, favorecer la salud ósea y ayudar a mantener una actividad muscular normal.
15 febrero 2012
Deutsche Gesellschaft für Kinder- und Jugendmedizin e.V. (DGKJ), Berlín, Alemania.
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El consumo de suplementos de vitamina B9 (ácido fólico) y hierro durante el embarazo puede reducir la mortalidad infantil hasta los 7 años, según sugiere un nuevo estudio.