Advertencia:
Cualquier tratamiento dietético o famacológico con altas dosis de micronutrientes puede anular los propios mecanismos de control del organismo. Por lo tanto, las terapias con micronutrientes pueden ir asociadas con potenciales efectos secundarios y toxicidad. No es recomendable utilizar altas dosis de micronutrientes sin supervisión médica.
Los resultados de estudios de intervención que utilizaron suplementos de magnesio para tratar una presión arterial anormalmente alta (‘hipertensión’) son muy contradictorios (4).
Mientras que en ensayos no controlados, los pacientes hipertensos tratados con diuréticos tiazídicos experimentaron un descenso de la presión arterial cuando se les administraron suplementos de magnesio, la mayoría de los ensayos aleatorizados controlados no han confirmado el efecto reductor de la presión arterial de la suplementación con magnesio (3).
Dos revisiones concluyeron que son necesarios ensayos clínicos bien controlados a largo plazo para determinar si el magnesio tiene algún beneficio terapéutico en personas hipertensas (12, 13).
Algunas veces, los médicos utilizan magnesio por vía intravenosa para bajar la presión arterial alta en una ‘crisis de hipertensión’.
Durante muchos años, aplicado una dosis alta de sulfato de magnesio por vía intravenosa como tratamiento para prevenir las convulsiones que pueden derivar de la preeclampsia y eclampsia en los últimos meses de embarazo (14, 15). Se cree que el magnesio alivia la contracción de los vasos sanguíneos (‘espasmo’) en el cerebro (‘cerebral’), aumentando el flujo de sangre al mismo (16, 17).
Infarto
Los resultados de un meta-análisis de ensayos aleatorizados controlados indicó que una infusión de magnesio administrada por vía intravenosa (IV) ante una sospecha de infarto (‘infarto de miocardio’, IM) podría reducir el riesgo de muerte. El estudio más influyente incluido en el meta-análisis fue un ensayo controlado con placebo llevado a cabo en 2.316 pacientes, que reveló un descenso significativo de la mortalidad en el grupo de pacientes a los que se administró sulfato de magnesio por vía intravenosa en un plazo de 24 horas desde la sospecha de un infarto de miocardio (7,8% vs. 10,3% en el grupo de placebo)(18). El seguimiento de uno a cinco años después de iniciarse el tratamiento demostró que la mortalidad porenfermedad cardiovascular era un 21% inferior que en el grupo tratado con magnesio (19).
Sin embargo, un ensayo más grande controlado con placebo en el que participaron más de 58.000 pacientes no reveló un descenso significativo de la mortalidad en un periodo de 5 semanas en los pacientes a los que se administró sulfato de magnesio por vía intravenosa en un plazo de 24 horas desde la sospecha de un infarto de miocardio (20). Un estudio estadounidense del tratamiento entre más de 173.000 pacientes con IM agudo reveló que sólo un 5% recibió magnesio por vía intravenosa durante las primeras 24 horas después de sufrir el IM, y que la mortalidad fue superior en los pacientes tratados con magnesio por vía intravenosa que en los no tratados con magnesio (21).
Más recientemente, una revisión de 26 ensayos clínicos en la que participaron 73.363 pacientes llegó a la conclusión de que el magnesio administrado por vía intravenosa no reduce la mortalidad causada por infarto de miocardio, por lo que no debería utilizarse como tratamiento (22).
De este modo, el uso de sulfato de magnesio por vía intravenosa en la terapia de infarto agudo de miocardio sigue siendo polémico.
Disfunción endotelial
La investigación indica que el tratamiento con magnesio puede mejorar la función endotelial vascular en individuos con enfermedades cardiovasculares.
Un ensayo aleatorizado controlado realizado con 50 hombres y mujeres con una enfermedad arterial (‘coronaria’) estable demostró que seis meses de suplementación de magnesio por vía oral (730 mg/día) mejoraba un 12% la vasodilatación mediada por el flujo en comparación con el placebo (23). La suplementación con magnesio también demostró durante una prueba de esfuerzo una mayor tolerancia al ejercicio que el placebo. En otro estudio de 42 pacientes aquejados de enfermedad arterial coronaria que ya tomaban aspirina en bajas dosis (un inhibidor de la coagulación sanguínea), un periodo de tres meses de suplementación con magnesio por vía oral (800─1.200 mg/día) resultó en una reducción de un 35% en la formación de coágulos en la sangre (‘trombosis’) (24).
Por otra parte, un estudio realizado en 657 mujeres que tomaron parte en el Nurses’ Health Study, reveló que una mayor ingesta de magnesio en la dieta se asociada a menores concentraciones de un marcador de la disfunción endotelial (25).
Estudios in vitro han relacionado una concentración baja de magnesio con la inhibición de la división de las células endoteliales (‘proliferación’) (26). Aunque de forma preliminar, estos estudios sugieren que el magnesio puede ayudar a mejorar la función endotelial en personas con enfermedades cardiovasculares.
La disminución de magnesio se suele asociar con la diabetes mellitus tipo 1 y tipo 2: Entre un 25% y un 38% de los pacientes diabéticos presentan bajos niveles de magnesio en suero (‘hipomagnesemia’) (27). Una de las causas de esta reducción puede ser el incremento de la pérdida de magnesio a través de la orina, derivada de una mayor excreción de glucosa en la orina que suele acompañar a una diabetes mal controlada. Se ha demostrado que la disminución de magnesio empeora la ya de por sí reducida sensibilidad a la insulina (‘resistencia a la glucosa’) de la diabetes y puede afectar negativamente al control de la glucosa en sangre en diabéticos.
Un estudio ha manifestado que los suplementos de magnesio en la dieta (400 mg/día) mejoran la tolerancia a la glucosa en personas mayores (28). Más recientemente, un estudio aleatorizado controlado llevado a cabo en 63 individuos con diabetes tipo 2 e hipomagnesemia reveló que aquéllos que tomaron por vía oral una solución de cloruro de magnesio (2,5 g/día) durante 16 semanas mejoraron las mediciones de sensibilidad a la insulina y el control de glucosa en comparación con los que tomaron un placebo (16).
Un meta-análisis de nueve ensayos aleatorizados controlados concluyó que la suplementación de magnesio por vía oral puede reducir los niveles de glucosa en sangre en sujetos diabéticos (30).
A la vista de estos informes contradictorios, no está claro si la suplementación de magnesio tiene algún beneficio terapéutico en pacientes con diabetes tipo 2. Pese a todo, la corrección de las deficiencias de magnesio puede mejorar el metabolismo de la glucosa y la sensibilidad a la insulina de las personas diabéticas.
Son necesarios estudios bien controlados a gran escala para determinar si la suplementación de magnesio es útil en la diabetes.
El magnesio comprende alrededor del 1% de la densidad mineral ósea, sabiéndose que influye tanto en la matriz ósea (colágeno) como en el metabolismo mineral óseo. Conforme disminuye el contenido de magnesio de la densidad mineral ósea, los cristales óseos se hacen más grandes y quebradizos.
Algunos estudios han hallado un menor contenido de magnesio y cristales óseos más grandes en los huesos de mujeres osteoporóticas que en los grupos control no osteoporóticos (31). Se sabe que unos niveles inadecuados de magnesio en suero derivan en niveles bajos de calcio en suero y resistencia a algunos de los efectos de la vitamina D, todo lo cual puede provocar un aumento de pérdida ósea.
Un estudio llevado a cabo en más de 900 hombres y mujeres mayores reveló que unos aportes elevados de magnesio en la dieta estaban asociados a un aumento de la densidad mineral ósea (DMO) en las caderas en ambos grupos. No obstante, dado que el magnesio y el potasio están presentes en muchos alimentos por igual, no pudo aislarse el efecto del magnesio en la dieta (32).
Pocos estudios han tratado el efecto de la suplementación de magnesio en la densidad mineral ósea o la osteoporosis en humanos. En un pequeño grupo de mujeres posmenopáusicas con osteoporosis, la suplementación de 750 mg/día de magnesio durante los primeros seis meses, seguida de 250 mg/día durante otros 18 meses, desencadenó un aumento de la DMO en las muñecas después de un año, sin que hubiera aumento posterior tras dos años de suplementación (33).
Un estudio llevado a cabo en mujeres posmenopáusicas que tomaban una terapia hormonal sustitutiva y multivitaminas reveló que 500 mg/día de magnesio y 600 mg/día de calcio aumentaba la DMO en los talones en comparación con las mujeres posmenopáusicas que sólo seguía una terapia hormonal sustitutiva (34).
Actualmente, el potencial de que una mayor ingesta de magnesio influya en el metabolismo del calcio y del hueso garantiza que haya más investigación en torno a su función específica sobre la prevención y el tratamiento de la osteoporosis.
Las personas que padecen a menudo de migrañas poseen uno niveles intracelulares de magnesio inferiores a los de aquéllas que no experimentan migrañas (35). La suplementación de magnesio por vía oral ha demostrado aumentar los niveles intracelulares en individuos con migrañas, lo cual conduce a la hipótesis de que la suplementación con magnesio podría resultar útil para reducir la frecuencia y severidad de las migrañas.
Dos ensayos aleatorizados controlados han demostrado ligeros descensos en la frecuencia de las migrañas tras una suplementación de 600 mg/día de magnesio (35, 36).
Sin embargo, un estudio controlado con placebo reveló que la ingesta de 485 mg/día de magnesio no reducía la frecuencia de las migrañas (37).
Más recientemente, un estudio controlado con placebo realizado en 86 niños que padecían a menudo de migraña halló que la ingesta de magnesio por vía oral (9 mg/día peso corporal/día) redujo la frecuencia del dolor de cabeza durante la intervención de 16 semanas (38). Si bien no se apreciaron efectos adversos serios durante estos ensayos, los investigadores sí informaron algunos efectos adversos como diarrea e irritación gástrica en aproximadamente un 19% a un 40% de los individuos que tomaron suplementos de magnesio.
Se he descubierto que los niveles de magnesio en el suero sanguíneo o en los glóbulos rojos no son inferiores en los pacientes asmáticos que en los no asmáticos, incluso durante ataques agudos de asma. Varios ensayos clínicos han examinado el efecto de las infusiones de magnesio por vía intravenosa en los ataques agudos de asma.
Un ensayo aleatorizado controlado realizado en 38 adultos, que no respondieron al tratamiento inicial en la sala de urgencias, reveló que la función pulmonar mejoraba y la probabilidad de hospitalización disminuía cuando se administraba sulfato de magnesio por vía intravenosa en comparación con un placebo (39).
No obstante, otro estudio controlado llevado a cabo en 48 adultos apuntó que la administración de magnesio por vía intravenosa no mejoraba la función pulmonar en pacientes que padecían un ataque agudo de asma(40).
Una revisión de siete ensayos aleatorizados controlados (cinco en adultos y dos pediátricos) llegó a la conclusión de que el sulfato de magnesio por vía intravenosa es beneficioso en pacientes con asma aguda severa (41). Además, un meta-análisis de cinco ensayos aleatorizados controlados con placebo, en los que participaron 182 niños con asma severa, reveló que la administración de magnesio por vía intravenosa se asociaba a una necesidad de hospitalización un 71% inferior (42).
En la actualidad, la evidencia existente indica que la administración de magnesio por vía intravenosa es un tratamiento eficaz para el asma aguda severa; sin embargo, la suplementación de magnesio por vía oral no tiene ningún valor conocido en el tratamiento del asma crónica (43, 44, 45).
Se requiere más información sobre el magnesio nebulizado e inhalado para el tratamiento del asma, aunque una revisión de seis ensayos aleatorizados controlados en 296 pacientes, llegó a la conclusión de que el magnesio inhalado junto con un beta-2-agonista, puede mejorar la función pulmonar en pacientes con asma aguda (46).
Algunos expertos piensan que los niños que padecen déficit de atención con hiperactividad (TDAH) presentan los efectos de una deficiencia de magnesio moderada, como irritabilidad, menor capacidad de concentración y confusión mental.
En un estudio clínico en 116 niños con TDAH, el 95% de ellos mostró deficiencias de magnesio (47).
En otro estudio clínico diferente, se asignaron aleatoriamente 75 niños con deficiencia de magnesio y TDAH para recibir suplementos de magnesio aparte del tratamiento convencional o sólo el tratamiento convencional durante seis meses (48). Aquéllos que recibieron magnesio demostraron mejoría notoria en su comportamiento; mientras que los que sólo siguieron la terapia convencional sin magnesio presentaron un empeoramiento del comportamiento.
Estos resultados sugieren que la suplementación con magnesio, o al menos la ingesta de grandes cantidades de magnesio en la dieta, puede resultar beneficiosa para niños con TDAH.
Un pequeño estudio clínico llevado a cabo en mujeres estériles y con antecedentes de aborto natural reveló que unos niveles bajos de magnesio pueden afectar a la función reproductiva y aumentar el riesgo de aborto espontáneo. Los autores de este estudio han sugerido que debería incluirse magnesio y selenio en el tratamiento de la esterilidad, especialmente en mujeres con antecedentes de aborto natural (49).
Es necesario continuar investigando en este campo para evaluar la importancia del magnesio.
La evidencia científica y clínica apunta que los suplementos de magnesio pueden ayudar a aliviar los síntomas asociados con el SPM, especialmente hinchazón abdominal y de las extremidades, insomnio, aumento de peso y tensión mamaria (50).
La información preliminar sugiere que el magnesio también puede ser útil para aliviar los cambios de humor(51).