La mayoría de la energía que usan los organismos vivos proviene de las reacciones oxidación-reducción (redox), que implican la transferencia de electrones. Unas 200 enzimas requieren las coenzimas de vitamina B3 (niacina), NAD y NADP, principalmente para aceptar o donar electrones para las reacciones redox. Mientras que el NAD suele actuar en reacciones que producen energía relacionadas con la degradación (catabolismo) de hidratos de carbono, grasas, proteínas y alcohol, el NADP participa con más frecuencia en reacciones biosintéticas (anabólicas), como la síntesis de todas las macromoléculas, inclusive ácidos grasos y colesterol (1, 2).
La coenzima de la niacina, NAD, es el reactante de tres clases de enzimas involucradas en la reparación del ADN y la respuesta al estrés, la señalización celular (1, 3), la expresión genética, la regulación de la muerte celular programada (apoptosis) y la diferenciación celular, lo cual sugiere un posible papel del NAD en la prevención del cáncer (2).
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que presta asesoramiento científico a los responsables políticos, ha confirmado que se han demostrado unos claros beneficios para la salud de la ingesta de niacina (vitamina B3) en la dieta, ya que contribuye a lo siguiente: