El profesor Tom Brenna es el actual presidente de la Sociedad Internacional para el Estudio de Ácidos Grasos y Lípidos (ISSFAL). Su grupo de investigación en la Universidad Cornell, Ithaca, Nueva York, EE. UU., se centra en la nutrición con ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (LC-PUFA) en el período perinatal y su papel en el desarrollo neuronal y de la retina. El grupo destaca la importancia del ácido docosahexaenoico (DHA) y los LC-PUFA relacionados como componentes estructurales del sistema nervioso a la vez que propone posibles mecanismos de cómo mejoran la función visual y neuronal del bebé en desarrollo.
En una revisión reciente de políticas de nutrición (1), el profesor Brenna cuestiona la validez del dictamen de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) (2) según el cual no sería necesario añadir el ARA a la leche maternizada con DHA, y proporciona una justificación biológica de la inclusión del ARA en los sustitutos de la leche materna que contengan DHA.
El profesor Brenna ya ha demostrado que el ARA está presente en la leche materna en todo el planeta en niveles similares (una media de 0,47 % de los ácidos grasos totales) (3). El ARA es crucial para el crecimiento del bebé, para el desarrollo cerebral (4) y para la salud a largo plazo. El ARA es el precursor de un grupo de importantes metabolitos conocidos como eicosanoides (p. ej., los leucotrienos, las prostaglandinas y los tromboxanos), que desempeñan diversos papeles en el cuerpo, como la regulación de la función inmune, de la inflamación, la fertilidad y el flujo sanguíneo (5).
La leche materna contiene DHA y ARA junto con un gran número de precursores en dieta de estos ácidos grasos, ácido alfa-linolénico (ALA; 18:3 n-3) y ácido linoleico (LA; 18:2 n-6), respectivamente. La cantidad de ARA producida a partir del LA es pequeña en comparación con las necesidades que se dan durante el crecimiento y el desarrollo (1, 5), y la tasa de producción disminuye durante la primera infancia (6). Por lo tanto, es necesario un nivel mínimo de ARA en la leche maternizada porque el metabolismo del bebé no es capaz de producir cantidades suficientes a partir del LA por sí mismo.
Recientemente se llevó a cabo una encuesta internacional sobre la dieta respecto al consumo de ARA y DHA en adultos de 175 países (7). El consumo medio de ARA se encontraba entre los 210 y los 250 mg/día en los países desarrollados, pero era de solo 82 mg/día en los países en vías de desarrollo. Las recomendaciones de consumo de ácidos grasos de la FAO/OMS (8) de 2008 afirman que, para los bebés mayores, los niños y los adultos, un consumo de 2,5 % de LA respecto a la energía total debería bastar para cubrir las necesidades de ARA. Sin embargo, los datos sugieren que el consumo de LA no es suficiente para mantener los niveles de ARA en los países más pobres. Asimismo, estos bebés tienen dificultades para alcanzar unos niveles óptimos de ARA una vez que empiezan el destete y dejan de poder cubrir sus necesidades a través de la leche materna. Según las mismas recomendaciones de la FAO/OMS (8), existen pruebas «convincentes» de que los bebés de seis meses o menos requieren un consumo de ARA del 0,2-0,3 % de la energía total, que podría ser difícil de alcanzar en estas circunstancias.
El profesor Brenna (1) destaca que el ARA es el ácido graso esencial n-6 más efectivo y no el LA, que aparece en grandes cantidades en las dietas occidentales. Sostiene que la calificación del LA como ácido graso esencial es un “error de nomenclatura anacrónico”.
El profesor Brenna concluye su reciente artículo de revisión con la siguiente afirmación: «El dictamen de la EFSA considera implícitamente los sustitutos de la leche materna sin DHA y ARA como la norma, sin justificar por qué el ARA debería considerarse opcional, además de incluir el ácido linoleico como precursor. Lo habitual en los bebés nacidos a término es que tomen leche materna y la leche maternal contiene ARA. Cuando la opción para recrear de forma segura la leche materna natural es viable desde un punto de vista práctico, como ocurre con las fuentes actuales de DHA y ARA, la carga de la prueba recae en la propuesta de diferir de dicha leche.»