La preeclampsia es una patología bastante habitual en las mujeres embarazadas (cada año afecta a unos 3 millones de mujeres en todo el mundo) que eleva enormemente la presión arterial y amenaza la vida de la madre y el feto. La complementación con altas dosis de vitamina D ha demostrado ser eficaz tanto para prevenir la aparición de esta patología como para mejorar los síntomas en pacientes que ya la presentan. Un nuevo informe describe un posible mecanismo metabólico para la acción beneficiosa de la vitamina D.
La preeclampsia es una patología grave en las mujeres embarazadas y suele presentarse pasada la vigésima semana de gestación, cuando la presión arterial elevada empieza causar daños en los órganos. Es la progresión de la hipertensión gestacional (HG) y se produce en el 25 % de los casos de HG. Afecta a 3 millones de mujeres al año en todo el mundo. Sus complicaciones incluyen insuficiencia renal, rotura hepática, hemorragia y edema pulmonar. Si no se trata, tanto la madre como el niño corren un serio riesgo de morir; la preeclampsia registra una tasa de mortalidad de cerca del 20 %. Hay muchos factores de riesgo, entre ellos la anemia, la diabetes y la obesidad. Hasta hace poco se creía que la preeclampsia se debía a problemas con la vasculatura de la placenta, pero las últimas teorías se inclinan por un desajuste entre la demanda de oxígeno del feto y de la madre (1).
El tratamiento de la preeclampsia ha permanecido invariable durante muchos años. Lamentablemente, en los casos en los que la presión arterial no puede bajarse a niveles normales a menudo es necesario poner fin al embarazo para evitar la muerte de la madre.
La deficiencia de vitamina D es frecuente en mujeres embarazadas (5-50 %) y bebés lactantes (10-56 %), aun cuando la madre ingiere complementos vitamínicos, por la dificultad de mantener un nivel normal de vitamina D (es decir, 32 ng/ml o más). Se ha demostrado que la deficiencia de vitamina D al principio de la gestación puede ser un factor desencadenante de preeclampsia (2). Además, en las pacientes que sufrenpreeclampsia, la administración de dosis orales de vitamina D puede disminuir la gravedad de las complicaciones (3).
Un nuevo informe de Zabul et ál. (4) propone un mecanismo para la complementación con dosis altas de vitamina D3 tanto en la prevención como en el tratamiento de la preeclampsia. Una característica de esta enfermedad es que afecta a la producción de progesterona en la placenta.
Normalmente, la progesterona procede de la conversión de colesterol. Este proceso lo cataliza la proteína citocromo P450, que contiene el grupo hemo, con la escisión de la cadena lateral. Sin embargo, el citocromo P450 también hidroxila la vitamina D3 en 20 hidroxivitamina D3, que a su vez se convierte en una serie de metabolitos biológicamente activos. Zabul et ál. (4) han demostrado que, en la placenta de las pacientes con preeclampsia, el citocromo P450 parece experimentar una autooxidación que conduce a la desintegración del grupo hemo y al aumento del estrés oxidativo. Se ha propuesto que la vitamina D3 podría actuar como inhibidor competitivo del citocromo P450 en la placenta, impidiendo así la producción de peróxidos lipídicos y moderando la síntesis de progesterona, factores ambos de importancia para la aparición de la preeclampsia.