Sudáfrica es un país muy diverso con diferentes condiciones de vida y recursos, diferentes grupos étnicos y diferentes patrones de alimentación tradicionales. Este nuevo estudio evaluó el perfil lipídico de los fosfolípidos totales en la membrana de los eritrocitos en relación con el consumo en dieta (evaluado mediante un recordatorio de la dieta de 24 horas) de niños en edades comprendidas entre 2 y 5 años y sus madres. Todos procedían de tres zonas geográficas muy diferentes, cada una con patrones de alimentación propios y diferenciados (1). El contenido de ácidos grasos de los eritrocitos se considera un buen indicador del nivel de ácidos grasos a largo plazo.
De Aar es una comunidad urbana de interior del Cabo Norte (CN) donde se consume mucho cordero. La comunidad urbana de Ocean View (CO) está situada en el Cabo Occidental y tiene acceso a pescado fresco. Finalmente, la comunidad rural y de interior del distrito Sekhukhune de la provincia de Limpopo (LP) tiene una dieta tradicional basada en el porridge de maíz y las hortalizas de hoja con un consumo total de grasas relativamente bajo. Cerca de 100 miembros de cada comunidad participaron en el estudio.
La fuente principal de calorías en las dietas de las comunidades urbanas es el azúcar y el pan, mientras que en la provincia de Limpopo es el porridge de maíz. Los lípidos en los eritrocitos de los niños de Limpopo y sus madres tenían el perfil en sangre más saludable, con la proporción más alta de ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs), omega-3 y omega-6, a la vez que presentaban el nivel más bajo de ácidos saturados.
El consumo general de ácidos grasos omega-3, sin embargo, resultó alarmantemente bajo en los niños de todas las comunidades del estudio. El consumo mediano de la combinación de ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA) fue de 50 mg, 55 mg y 3 mg al día en las comunidades de CN, CO y LP respectivamente. Los valores de consumo de las madres eran solo marginalmente mejores. Por lo general, el consumo diario mínimo recomendado para niños pequeños es de entre 100 y 200 mg/día. La media comparable de los niveles de EPA y DHA en los eritrocitos (expresada como porcentaje de ácidos grasos) de los niños fue del 3,78 %, 4,53 % y 4,94 % en las comunidades de CN, CO y LP respectivamente. Estos valores suponen para los sujetos un fuerte aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular en el futuro. Sin embargo, cabe destacar que, a pesar de un consumo prácticamente no evidenciado de EPA y DHA en sus comidas, los niños de la comunidad de Limpopo presentaban los mayores niveles de EPA y DHA de las tres comunidades. El hecho de que los niños de LP fueran exclusivamente africanos negros y que hagan un consumo relativamente bajo de ácidos grasos omega-6 en su dieta podría explicar este dato. Las comunidades de CN y CO estaban constituidas por un rango de diferentes grupos raciales y tienen una dieta más occidentalizada, rica en ácidos grasos omega-6. Se ha observado que el consumo de altas cantidades de ácidos grasos omega-6 inhibe la producción endógena de EPA y DHA a partir del ALA (ácido alfa-linolénico).
Sudáfrica se considera antropológicamente “la cuna de la humanidad”. Curiosamente, la población local indígena parece haber conservado su habilidad para activar las enzimas deshidrogenasas y de elongación, necesarias para crear EPA y DHA a partir de los sustratos de ALA disponibles. Los demás homo sapiens parecen haber tomado de su hogar africano la versión menos activa de estas enzimas (2).