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  • OPINIÓN EXPERTA
  • 2015

El bajo consumo dietético de ácido fólico puede ser la razón del que Europa no haya logrado reducir la tasa de espina bífida en los recién nacidos en los últimos diez años

Publicado

15 septiembre 2015

Dra. Rima Obeid , Junior Fellow en el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Aarhus, Dinamarca

En Europa se producen anualmente alrededor de 5000 casos de fetos afectados de espina bífida y otros defectos del tubo neural ( DTN). En la mayoría de ellos (aprox. el 70 %), los embarazos se interrumpen, y los bebés que nacen tienen un mayor riesgo de mortalidad y de padecer graves problemas de salud. Al menos la mitad de estos casos podría evitarse asegurando que las mujeres embarazadas reciban un aporte adecuado de ácido fólico (1). Por otra parte, el ácido fólico (también conocido como vitamina B9) ayuda a prevenir la anemia y reduce los niveles de homocisteína.

La deficiencia de ácido fólico se da con más frecuencia entre las mujeres de países con ingresos bajos y medios. Este problema se puede combatir añadiendo ácido fólico (con otras vitaminas B, hierro y zinc) a la harina. En diciembre de 2012, unos 75 países ya habían estipulado la fortificación obligatoria de la harina de trigo (2). La Dra. Rima Obeid, Junior Fellow en el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Aarhus, Dinamarca, opina que esta forma de fortificación de alimentos básicos es más eficaz y económica que la administración de suplementos específicos (3).

La comida sola no es suficiente para cubrir la demanda de ácido fólico durante el embarazo. Tanto a las mujeres embarazas como a las que tienen pensado quedarse embarazadas se les recomienda tomar ácido fólico antes de la concepción y hasta completar los primeros tres meses de gestación. Además de una dieta equilibrada, se aconseja que tomen un suplemento de 400 microgramos de ácido fólico al día. El ácido fólico administrado durante el embarazo no se acumula en el feto, a diferencia de los metabolitos metilltetrahidrofolato (5-MTHF) y tetrahidrofolato (THF), que sí lo hacen (4).

La incidencia de defectos del tubo neural no ha disminuido en Europa en los últimos 10 años. Al parecer, la administración de suplementos específicos no es suficiente y es necesaria la fortificación de los alimentos básicos en general. A modo de ejemplo, la ingesta media de ácido fólico en Alemania expresada en equivalentes de folato dietético (EFD) es de tan solo 200 μg/día, muy por debajo de los niveles requeridos para prevenir la espina bífida (3).

Teniendo en cuenta estos datos, resulta cuanto menos extraña la reciente decisión de las sociedades de nutrición alemana, suiza y austriaca de rebajar la cantidad de ácido fólico recomendada de 400 a 300 EFD μg/día, sobre todo cuando es sabido que la incidencia de defectos del tubo neural depende de la dosis. No obstante, estas sociedades también recomiendan aumentar el aporte de 400 μg/día en mujeres jóvenes al menos cuatro semanas antes de la concepción. De acuerdo con la Dra. Obeid, esta ventana de tiempo no es suficiente para conseguir unos niveles plasmáticos óptimos de ácido fólico y homocisteína en la mayoría de las mujeres, ya que el cierre del tubo neural se produce en las primeras ocho semanas tras la concepción. Por consiguiente, las mujeres que tienen una ingesta baja de ácido fólico antes del embarazo no serán capaces de reducir el riesgo al máximo (6).

El ácido fólico que se emplea en los alimentos fortificados y los suplementos es una forma sintética llamada ácido pteroilglutámico. Esta forma no es activa hasta que se convierte a THF y, más tarde a 5-MTHF, en el organismo. El THF actúa como una coenzima y es el desencadenante del metabolismo de muchos aminoácidos. El ácido fólico se encuentra sobre todo en las verduras de hoja verde, si bien el hígado también es una fuente importante. Durante el procesamiento de los alimentos, a menudo se reducen los niveles de ácido fólico por los efectos de la decoloración. Otro de los factores que también contribuye a reducirlos es la oxidación (4).

La Dra. Obeid cree que el escaso consumo de ácido fólico de las mujeres europeas explica la alta incidencia de espina bífida y anencefalia. Añade que, aunque la administración de suplementos recomendada en muchos países puede ayudar a mejorar los niveles de ácido fólico en las mujeres, ha demostrado no ser suficiente para reducir la tasa de DTN en los últimos diez años. En su opinión, la suplementación solo puede tener resultado si los consumidores están debidamente concienciados e informados. También lamenta que en Europa no exista actualmente ningún programa que supervise el impacto de los suplementos de ácido fólico y recomienda a los profesionales de la salud europeos que proporcionen a sus pacientes más información y les conciencien sobre este tema (3).

REFERENCIAS

  1. Engel P, Nutri-facts Expert Opinion, “New recommendations for nutrition during pregnancy”, July 1st 2011.
  2. Schultink W, “How to Improve Nutrition via Effective Programming”, in “The Road to Good Nutrition: A global perspective”, 2013, Ed. Eggersdorfer M et al, chapter 7, pp. 88–101, Karger Publishing.
  3. Obeid R, Oexle K, Rissman A, Pietrizik K & Koletzko B, “Folate status and health: challenges and opportunities”, J Perinatal Med 2015, DOI 10.1515/jpm-2014-0346.
  4. Obeid, R, Kasoha, M, Kirsch SH, Munz W. & Herrmann, W, “ Concentrations of unmetabolized folic acid and primary folate forms in pregnant women at delivery and in umbilical cord blood”. Am. J. Clin. Nutr. 2010, 92, pp. 1416–22.
  5. Coultate T, “Food: The Chemistry of its Components”, 5th Edition, 2008, RSC Publishing.
  6. Obeid R, Koletzko B, & Pietrzik K, “Critical evaluation of lowering the recommended dietary intake of folate”, Clin Nutr. 2014 Apr;33(2):252–9.

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