Una reciente revisión realizada por Dakshinamurti ha examinado el potencial terapéutico de la vitamina A, la vitamina D, la biotina y otras vitaminas del grupo B en el tratamiento del síndrome metabólico, un trastorno considerado el principal factor de riesgo para la aparición de diabetes tipo 2 (T2D).
El síndrome metabólico se ha convertido en un importante problema de salud pública, con una prevalencia estimada de 15 - 35% de la población mundial dependiendo del lugar. Esta afección es en realidad un grupo de varias enfermedades que incluyen hipertensión, obesidad central y alteración de la regulación de la glucosa. Juntas constituyen un factor de riesgo grave para la aparición de enfermedades cardiovasculares y T2D.
Las vitaminas A y D son fundamentales para la secreción y la sensibilidad a la insulina. Ambas pueden reducir la resistencia a la insulina gracias a sus efectos en la inmunidad celular y los sistemas inflamatorios de las células. La vitamina A (retinol) se metaboliza en el organismo dando lugar a los productos de oxidación ácido 9-cis retinoico (9CRA) y ácido transretinoico total (ATRA), sustancias que aumentan la secreción de insulina. El síndrome metabólico se puede considerar un trastorno inflamatorio. La forma activa de la vitamina D (1,25(OH)2D3) es capaz de disminuir la producción de citoquinas y quimiocinas proinflamatorias mediante la supresión de la vía de señalización de nutrientes dependiente del factor kappa B. No obstante, hay que señalar que los niveles necesarios de estas vitaminas para conseguir un efecto fisiológico son mucho mayores que las cantidades diarias recomendadas (RDA) en la mayoría de las guías nutricionales.
La biotina influye en la producción de insulina de las células del islote pancreático promoviendo la producción de glucoquinasa hepática.
El aumento de los productos finales de glicación avanzada (AGE) es característico de la aparición del síndrome metabólico, la aterosclerosis y el proceso de envejecimiento. Los AGE provocan daños en las estructuras de la matriz extracelular. La presencia de AGE parece estar directamente relacionada con un aumento de las especies reactivas de oxígeno (ROS), por lo que los nutrientes con acción antioxidante podrían resultar beneficiosos en este sentido. Se cree que la vitamina B1 (tiamina) y la piridoxamina (un metabolito de la vitamina B6) intervienen en la supresión de la producción de AGE.