Según un nuevo estudio realizado en Turquía, las personas con unos niveles bajos de vitamina D en sangre podrían tener un mayor riesgo de desarrollar movimientos involuntarios de las piernas.
El estudio observacional midió las concentraciones de vitamina D en muestras de sangre de 155 pacientes de entre 18 y 65 años que padecían de síntomas musculoesqueléticos y una sensación desagradable en las extremidades inferiores (1). Los resultados del estudio revelaron que, de los 119 pacientes que presentaban una deficiencia de vitamina D (niveles inferiores a 20 ng/ml), alrededor del 50 por ciento fue diagnosticado con el síndrome de las piernas inquietas (SPI) en comparación con tan solo un 6,7 por ciento de los pacien- tes a los que se diagnosticó SPI entre los 36 participantes con niveles normales de vitamina D (por encima de 20 ng/ml). Además de una mayor presencia de SPI en el grupo con deficiencia de vitamina D, los pa- cientes de este grupo informaron sobre síntomas más severos.
De acuerdo con los investigadores, estos resultados demuestran una posible asociación entre unos niveles bajos de vitamina D, la cual interviene en la regulación del sistema nervioso, y el desarrollo de SPI, carac- terizado por una disfunción del sistema de la dopamina ( neurotransmisor) que afecta la actividad de las neuronas reguladoras, entre otras cosas, de los movimientos. A fin de confirmar esta relación, se necesitan estudios de intervención que investiguen los efectos del tratamiento con vitamina D en pacientes con SPI. La deficiencia de vitamina D debería considerarse en pacientes con SPI, especialmente en aquellos que han sido diagnosticados con SPI sin causa conocida (por ejemplo, sin comorbilidades relacionadas).
El SPI es un molesto trastorno del sueño que afecta a entre un 4 y un 29 por ciento de los adultos en los países industrializados de Occidente (2). La principal característica de este padecimiento es la irresistible necesidad de mover las piernas y una sensación desagradable en las extremidades inferiores. Por lo gene- ral, comienza o empeora durante los periodos de reposo y se vuelve más acuciante por la tarde y por la noche, desapareciendo los síntomas parcial o totalmente con el movimiento. Los resultados favorables del uso de agonistas de la dopamina en el tratamiento del SPI respaldan la hipótesis de una disfunción dopamin- érgica (3).