Un estudio genético realizado en el Reino Unido señala que existe una relación causal clara entre unas concentraciones bajas de vitamina D en sangre y el desarrollo de hipertensión.
La investigación utilizó variantes genéticas asociadas con la hipertensión (poliformismos de un solo nucleóti-do o SNP) como marcadores para reflejar los niveles sanguíneos de vitamina D de más de 155 000 indivi-duos de Europa y Norteamérica (1). Los resultados mostraron una relación significativa: por cada aumento del 10% en las concentraciones de vitamina D, hubo una disminución del 8,1% en el riesgo de desarrollar hipertensión.
Según los investigadores, el enfoque empleado permite sacar conclusiones sobre la causalidad, ya que la influencia genética en la enfermedad no se ve afectada por factores de confusión. Dado que en el mundo occidental es frecuente encontrar un bajo nivel de vitamina D, estos datos pueden tener importantes implicaciones para la salud pública. De acuerdo con los científicos, el estudio sugiere que algunos casos de enfermedades cardiovasculares se pueden prevenir con suplementos de vitamina D o por medio de la fortificación de los alimentos. Su propósito es continuar este trabajo mediante el examen de la relación causal entre los niveles de vitamina D y otros resultados relacionados con las enfermedades cardiovascu-lares.
Estudios observacionales anteriores ya habían apuntado a una posible asociación de unos niveles bajos de vitamina D con un aumento de la presión arterial y la hipertensión, pero los ensayos aleatorizados contro-lados de suplementos de vitamina D en los seres humanos han obtenido efectos contradictorios en los resultados cardiovasculares. La manifestación más conocida de la deficiencia de vitamina D es el raquitismo, una enfermedad ósea infantil en la que los huesos largos se debilitan y comienzan a arquearse. No obstante, la vitamina D se ha asociado recientemente con otras enfermedades no relacionadas con los huesos.