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  • 2014

Las deficiencias de hierro, yodo y vitamina A son más comunes a nivel mundial

Publicado

25 julio 2014

Según una nueva revisión sistemática realizada en el Reino Unido, debido a la poca diversidad de fuentes alimenticias, también en los países industrializados es generalizado el bajo consumo de hierro, yodo y vitamina A.

La revisión reunió los resultados de recientes informes sobre la incidencia mundial de la deficiencia de micronutrientes (1). Algunos estudios han sugerido que la situación de consumo del yodo en el Reino Unido –los prósperos condados sureños de Inglaterra-podría no ser tan satisfactoria como se pensaba (2). Así, la evidencia recientemente reportada sobre la asociación entre el trastorno cognitivo en niños (8-9 años de edad) y los bajos niveles de yodo en la madre al momento del parto, tendría que ser analizada cuidadosa-mente (3). Los alimentos podrían no ser realmente pobres en determinados nutrientes, pero es posible que contengan sustancias antagónicas tales como fitatos y polifenoles, encontrados en los cereales de grano entero, el té, el café, etc., los cuales bloquean la absorción de minerales como el hierro no hemo y el zinc (4). De este modo, la biodisponibilidad no solo influencia la cantidad de hierro que se consume con la dieta sino que es un factor que también afecta a la vitamina A. La principal fuente alimenticia de vitamina A para la mayoría de las personas es el betacaroteno presente en las legumbres de hoja verde y en las frutas. El betacaroteno se encuentra al interior de las células del tejido vegetal. A fin de que pueda estar disponible para ser absorbido, las paredes de celulosa deben ser desintegradas, bien sea mecánicamente o mediante la masticación, y el betacaroteno debe ser liberado mediante calor o en mezcla con aceite. Sin embargo, las temperaturas elevadas pueden destruir no solo este carotenoide sino también otros micronutrientes, así que la sobrecocción puede ser contraproducente (5). Las deficiencias de hierro y vitamina A continúan existiendo, ya que, para evitarlo, es necesario corregir muchos factores que garantizan su adecuada absorción. A diferencia de la deficiencia de hierro –la principal causa de anemia en la población mundial- y la deficiencia de vitamina –causante de ceguera- el exitoso suministro y uso de la sal yodada ayuda a evitar los efectos perjudiciales causados por la deficiencia de yodo. Sin embargo, en algunos países europeos, donde no se promueve activamente la yodación de la sal ni el aporte suplementario de yodo, los estudios están revelando evidencia sobre una deficiencia leve a moderada de yodo en mujeres embarazadas (6-8), lo cual se ha asociado a los trastornos cognitivos presentados en sus hijos (3).

Los investigadores comentaron que las dietas pobres y la deficiencia de micronutrientes pueden causar enfermedades y tienen consecuencias económicas potencialmente serias para el individuo, la familia, la comunidad y, si esta condición es generalizada, para el país completo. El tipo de alimentos disponibles a menudo determinan qué deficiencia nutricional tendrá la mayor importancia. Los principales factores de riesgo de malnutricón por micronutrientes son las dietas poco variadas, la baja de biodisponibilidad de los micronutrientes, la poca posibilidad de diversificación, el bajo consumo de alimentos de origen animal, la baja prevalencia de la alimentación con leche materna y el bajo contenido de micronutrientes en los alimentos complementarios. Ningún alimento básico contiene todos los micronutrientes esenciales.

REFERENCIAS

  1. Thurnham D. I. Deficiencies of Critical Micronutrients – A Focus on Iodine, Iron and Vitamin A. Sight & Life. 2014; 28(1):34-45.
  2. Bath S. C. et al. Iodine deficiency in pregnant women living in the South East of the UK: the influence of diet and nutritional supplements on iodine status. Brit J Nutr. 2014; 7:1–10.
  3. Bath S. C. et al. Effect of inadequate iodine status in UK pregnant women on cognitive outcomes in their children: results from the Avon Longitudinal Study of Parents and Children (ALSPAC). Lancet. 2013;
    382:331–337.
  4. Balarajan Y. et al. Anemia in low-income and middle-income countries. Lancet. 2011; 378:2123–2135.
  5. Guidelines on food fortification with micronutrients. Geneva: World Health Organization & Food and Agricultural Organization, 2006.
  6. Roman G. C. et al. Association of gestational maternal hypothyroxinemia and increased autism risk.
    Ann Neurol. 2013; 74:733–742.
  7. Moreno-Reyes R. et al. High prevalence of thyroid disorders in pregnant women in a mildly iodine-deficient country: a population-based study. J Clin Endocrinol Metab. 2013; 98:3694–3701.
  8. Andersen S. L. et al. Iodine deficiency in Danish pregnant women. Dan Med J. 2013; 60:A4657.

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