Una mayor ingesta de ácidos grasos omega-3 podría disminuir el riesgo de cardiopatías e infartos en personas que consumen poco pescado, según un nuevo estudio.
En el estudio se calculó la ingesta de los ácidos grasos omega-3, el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA), en 21.342 personas de edades comprendidas entre los 20 y los 65 años (1). A lo largo de un periodo medio de 11,3 años se documentaron 647 muertes, de las cuales 82 estaban asociadas a enfermedad coronaria (CHD) y 64 de las mismas se debieron a infarto.
Según estos resultados, la ingesta media más elevada de EPA y DHA (234 miligramos al día) se relacionó con una reducción del 51% de CHD mortal frente a la ingesta media más baja (40 mg al día) en personas que consumían poco pescado (1,1 a 17,3 gramos al día). Asimismo, la ingesta media más alta de DHA y EPA se asoció a una reducción del 38% en la incidencia de infarto.
Los autores concluyeron que la ingesta de EPA, DHA y pescado en poblaciones con un escaso consumo de pescado podría disminuir el riesgo de CHD mortal y de infarto ajustando la dosis en función de la respuesta.
Los beneficios del consumo de pescados grasos ricos en ácidos grasos omega-3 están ampliamente documentados. Hasta ahora, los ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs) se han asociado a una mejora de los niveles de lípidos, una menor propensión a padecer trombosis, una mejoría de presión arterial y el ritmo cardiaco y una mejor función cardiovascular. Los ácidos grasos omega-3, destacando especialmente el DHA y el EPA, también se han relacionado con numerosos beneficios para la salud, incluyendo un menor riesgo de enfermedad cardiovascular (CVD) y de ciertos tipos de cáncer, un buen desarrollo del bebé durante el embarazo, la salud articular y una mejoría del comportamiento y el estado de ánimo.