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Ácidos grasos esenciales

Los ácidos grasos son componentes naturales de las grasas y los aceites. Tomando como referencia su estructura química, se pueden clasificar en tres grupos: ‘saturados’, ‘monoinsaturados’ y ‘poliinsaturados’.  Los ácidos grasos saturados (grasas) están presentes principalmente en alimentos de origen animal, como la carne (grasa), la manteca, los embutidos, la mantequilla y el queso, pero también en el aceite de palma y en el de coco que se utilizan para freír. La mayoría de los ácidos grasos insaturados (grasas) provienen de las plantas y los pescados grasos. Entre los alimentos que contienen ácidos grasos insaturados se encuentran el aguacate, los frutos secos, los aceites vegetales (de maíz, soya y algas), así como el salmón y el arenque. Los productos cárnicos contienen tanto grasas saturadas como insaturadas.

De especial interés son los llamados ‘ácidos grasos poliinsaturados’. Dentro de la familia de ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs por sus siglas en inglés), existen dos grupos diferentes: los ‘ácidos grasos omega-3’ y los ‘ácidos grasos omega-6’ (1). Ambos se consideran ácidos grasos esenciales, porque el organismo humano no los puede sintetizar.

El ácido alfa-linolénico (ALA) es el progenitor de la familia de los ácidos grasos omega-3. Los ácidos grasos de cadena larga de la serie omega-3, el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA), pueden ser sintetizados por el ALA, si bien las tasas de conversión son muy bajas, sobre todo, en el caso del DHA. Los niveles de DHA no sólo están influidos por la dieta, sino también por variantes genéticas, poliformismos de un solo nucleótido en las desaturasas de los ácidos grasos (229).

El ácido linoleico (LA) es el progenitor de la familia de los ácidos grasos omega-6. El ácido graso de cadena larga de la serie omega-6, el ácido araquidónico (AA), puede ser sintetizado por el LA.

Se ha calculado que la proporción entre ácidos grasos omega-6 y omega-3 en la dieta típica occidental es casi de 10:1, debido a un uso más frecuente de vegetales de origen vegetal ricos en ácidos omega-6 y al escaso consumo de pescado (2). Una gran cantidad de estudios científicos sugieren que el aumento de ácidos grasos omega-3 en la dieta puede tener varios beneficios para la salud.

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Lo que debe saber sobre el ácidos grasos esenciales

  • Otras aplicaciones

    En varones que han sobrevivido a un infarto de miocardio (IM) y a los que se aconsejó aumentar el consumo semanal de pescado graso a 200 - 400 g (cantidad estimada para suministrar 500 - 800 mg/día adicionales de los ácidos de cadena larga omega-3 EPA y DHA), la mortalidad total y el IM mortal (‘fatal’) MI disminuyó un 29% (114). LEE MAS

  • Recomendaciones para el consumo

    En 1992, el Comité Científico de la Alimentación Humana (SCF, Scientific Committee on Food) de la Comisión Europea estableció la ingesta de referencia para la población (PRI por sus siglas en inglés) de ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs) como una parte de la cantidad diaria total de energía (202). LEE MAS

  • Situación de consumo

    Las encuestas en varios países europeos han desvelado que el consumo medio de ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs) ocupa entre un 3% y un 7% de la energía diaria total (206). LEE MAS

  • Deficiencia

    En pacientes a los que les suministró alimentación total por vía intravenosa (‘parenteral’) conteniendo mezclas de azúcares y aminoácidos sin grasas, aparecieron señales bioquímicas de deficiencia de ácidos grasos esenciales en tan sólo de siete a diez días (207). LEE MAS

  • Fuentes

    Entre los alimentos en los que se puede encontrar el ácido linoleico (LA) se incluyen los aceites vegetales, como el de soja, cártamo o maíz, así como los frutos secos, semillas y algunas verduras. Los animales, pero no las plantas, son capaces de convertir el LA en ácido araquidónico (AA). LEE MAS

  • Seguridad

    Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), el consumo de ácidos grasos omega 3 en los niveles observados de ingesta no se ha asociado a efectos adversos en niños ni en adultos sanos (303). LEE MAS