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Los expertos recomiendan examinar a todos los niños con un alto riesgo de padecer deficiencia de vitamina D

Publicado

1 marzo 2012

Los médicos del Centro Infantil Johns Hopkins (EE. UU.) dicen que los padres y los pediatras deberían estar muy atentos a cualquier signo de déficit de vitamina D, una deficiencia que suele desarrollarse de forma insidiosa en la infancia.

Los expertos afirman que la deficiencia de vitamina D puede ser un problema durante todo el año, si bien éste se agrava aún más en los meses de invierno, ya que la exposición al sol es fundamental para la síntesis y produc-ción de vitamina D (1). Unos niveles inferiores a 20 nanogramos por mililitro se consideran insuficientes. Si los niveles son inferiores a 15, constituyen una deficiencia que debe ser tratada con suplementos. Los pediatras deberían identificar los factores de riesgo en todos los niños y realizar análisis de sangre a aquellos que presen-tan un riesgo elevado. Entre los niños que pueden padecer deficiencia de vitamina D se incluyen los que llevan una alimentación pobre en esta vitamina, los lactantes (debido a que la leche materna contiene cantidades mínimas de vitamina D), los niños obesos, los de piel más oscura (ya que la piel oscura sintetiza menos vitamina D al exponerse al sol que la piel clara) y aquellos que padecen ciertas enfermedades como fibrosis quística, diabetes tipo 1 y tipo 2 y algunos trastornos gastrointestinales como la enfermedad inflamatoria intestinal, una afección que puede interferir con la absorción de los alimentos.

Varios estudios a gran escala han demostrado que la deficiencia de vitamina D está muy extendida: se estima que uno de cada 10 niños en EE. UU. es deficiente y que el 60% de los niños podría tener unos niveles insufi-cientes de vitamina D. De acuerdo con los médicos, una deficiencia prolongada y no tratada de esta vitamina puede afectar a diversos órganos y funciones, incluyendo el crecimiento y la densidad de los huesos, el metabo-lismo, el corazón y la respuesta inmune, aunque rara vez se manifiestan síntomas, por lo que suele pasar desapercibida. La deficiencia de vitamina D en la infancia puede provocar malformaciones esqueléticas, huesos quebradizos, fracturas frecuentes y dar lugar a osteoporosis prematura en la edad adulta. Sin embargo, nuevas evidencias sugieren que la vitamina D está involucrada en mucho más que la salud ósea. Estudios recientes han descubierto que existe una relación entre un nivel bajo de vitamina D y algunos tipos de cáncer, cardiopatía, inmunosupresión e incluso la muerte prematura. Los expertos advierten que aunque estos estudios no demues-tran que la deficiencia de vitamina D pueda causar cáncer o cardiopatía, sí sugieren una función muy importante en la aparición de estos trastornos. Gran parte de la salud que tendremos a lo largo de nuestra vida se programa en la infancia, y muchas enfermedades de la edad adulta tienen su origen en las exposiciones, el estilo de vida y la alimentación durante la primera década de vida. Un ejemplo clásico de esto sería la vitamina D o la falta de ella.

La buena noticia es que, una vez detectada, la deficiencia de vitamina D por lo general se puede corregir fácil-mente con altas dosis de suplementos. Para prevenir el déficit de vitamina D, la Academia Americana de Pedia-tría recomienda que todos los lactantes reciban una dosis suplementaria de 400 UI al día hasta el destete y el paso a fórmulas enriquecidas con vitamina D u otros alimentos. La ingesta diaria recomendada de vitamina D es de 400 UI para los niños menores de 1 año y de 600 UI para el resto. Además, los padres deberían asegurarse de que sus hijos obtengan suficiente vitamina D en su alimentación. Algunos de los alimentos ricos en vitamina D son el pescado (sardinas, salmón, atún), la yema de huevo, la leche y el zumo de naranja enriquecidos con vitamina D, los cereales, el yogur y el queso.

REFERENCIAS

  1. Johns Hopkins Children's Center. Memo to Pediatricians: Screen All Kids for Vitamin D Deficiency, Test Those at High Risk. Published online February 2012.

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