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  • OPINIÓN EXPERTA
  • 2016

La importancia de las ocho vitaminas B para una salud cerebral óptima

Publicado

29 febrero 2016

Professor David Kennedy, Director del Brain, Performance and Nutrition Research Centre, Universidad de Northumbria, Newcastle-upon-Tyne, Reino Unido

 

La mayoría de las investigaciones sobre las vitaminas B y el cerebro realizadas hasta la fecha se han concentrado en el ácido fólico, las vitaminas B12 y B6 y su papel en la reducción de los niveles séricos de homocisteína. El Profesor David Kennedy, Director del Centro de Investigación de Rendimiento Cerebral y Nutrición y Profesor de Psicología Biológica de la Universidad de Northumbria en Newcastle upon Tyne (Reino Unido), cree que la situación es más compleja y requiere un estudio de los efectos interrelacionados de las ocho vitaminas B (tiamina B1, riboflavina B2, niacina B3, ácido pantoténico B5, B6, ácido fólico B9 y B12). En su nuevo artículo de revisión (1) confirma que las ocho vitaminas B están implicadas en la función cerebral, contribuyendo a la producción de energía, la síntesis y reparación del ADN y ARN, la metilación genómica y no genómica y la síntesis de numerosas sustancias químicas y moléculas de señalización.

El Profesor Kennedy afirma que la mayoría de los estudios clínicos en los que se relacionan las vitaminas del complejo B y la cognición se han elaborado partiendo de la “hipótesis de la homocisteína”. Se ha observado que la demencia aparece acompañada de un aumento de los niveles de homocisteína en el organismo y una deficiencia de ácido fólico y vitamina B 12. A modo de ejemplo, un nuevo estudio coreano (2) llevado a cabo con una cohorte de 48 personas con deterioro cognitivo leve ingresadas en residencias ha demostrado que un cóctel “no especificado” de vitaminas B permitió al grupo de intervención mejorar significativamente los resultados y reducir los niveles séricos de homocisteína. Otro estudio reciente demuestra que la intervención con vitaminas B sólo puede afectar positivamente la cognición cuando el paciente no tiene una deficiencia de ácidos grasos omega-3 (3), lo que indica que el papel de la nutrición es más complejo de lo que se pensaba.

El Profesor Kennedy opina que centrarse en la “hipótesis de la homocisteína” ha llevado a que los estudios observacionales y de intervención se hayan fijado únicamente en 3 vitaminas B que reducen los niveles de homocisteína, a saber, el ácido fólico, la vitamina B6 y la vitamina B12. Se ha planteado la hipótesis de que la homocisteína tiene efectos perjudiciales en la función del cerebro debido al aumento del estrés oxidativo, la inhibición de la reacción de metilación, un mayor daño del ADN y un aumento de la neurotoxicidad. Lamentablemente, los resultados de los estudios clínicos con intervenciones nutricionales orientadas a reducir los resultados de la homocisteína han sido muy contradictorios en lo que se refiere a las medidas de cognición. Un metaanálisis de 2010 con 39 107 participantes de 17 estudios (4) y un metaanálisis más reciente de 2015 con 47 429 participantes de 12 estudios (5) llegaron a la conclusión de que, si bien las intervenciones con ácido fólico (con vitamina B6 y vitamina B12) lograron reducir los niveles séricos de homocisteína, estas vitaminas no proporcionaron protección contra la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares o por todas las causas. La evidencia apunta a que los niveles de homocisteína son un simple biomarcador relacionado con los niveles de vitaminas en sangre o el progreso de la enfermedad en cuestión.

El Profesor Kennedy señala que una consecuencia negativa de la “hipótesis de la homocisteína” es que la investigación clínica se ha centrado en el ácido fólico, la vitamina B6 y la vitamina B12 y ha ignorado prácticamente las otras 5 vitaminas B. En algunos casos esto resulta ilógico, ya que, por ejemplo, las flavoproteínas derivadas de la riboflavina afectan directamente los niveles de ácido fólico y de vitaminas B6 y B12. De hecho, la riboflavina está implicada en varias enzimas responsables del metabolismo de la homocisteína. La niacina es un cofactor importante para enzimas clave en los ciclos de ácido fólico/tetrahirdrobiopterina y metionina, pero también el resto de las vitaminas del grupo B desempeña un papel muy importante en los ciclos correlacionados de ácido fólico/metionina y ácido cítrico. La participación en estas vías de generación de energía es muy importante para el cerebro, que consume el 20% de la energía total del cuerpo pese a representar tan sólo el 2% de su peso.

Las vitaminas B son transportadas activamente a través de la barrera hematoencefálica. Aunque su tasa de renovación diaria varía entre el 8 y el 100%, los niveles están estrictamente regulados por varios mecanismos homeostáticos del cerebro (6). El Profesor Kennedy destaca la importante función metabólica de cada una de las vitaminas B en relación con el cerebro (1), como demuestran “los síntomas neurológicos y psiquiátricos que generalmente se asocian con la deficiencia de alguna de estas ocho vitaminas”. En su opinión, todas las vitaminas del complejo B son beneficiosas para la salud cerebral, pero funcionan mucho mejor juntas que de manera aislada. Además, las vitaminas B también actúan en común con otras vitaminas, minerales y micronutrientes. De ahí que no parezca muy acertado confiar en los estudios clínicos realizados únicamente con ácido fólico, vitamina B6 y vitamina B12.

REFERENCIAS

  1. Kennedy, D;. “B Vitamins and the Brain: Mechanisms, Dose and Efficacy—A Review”; Nutrients 2016, 8(2), 68.
  2. Lee HK, Kim SY & Sok SR; “Effects of a Multivitamin Supplement on Cognitive Function, Serum Homocysteine Level, and Depression of Korean with Mild Cognitive Impairment in Care Facilities“; Journal of Nursing Scholarship 2016; DOI: 10.111/jnu.12201.
  3. Oulhaj A, Jerneren F, Refson H et al.; “Omega 3 Status enhances the prevention of cognitive decline by B Vitamins in Mild Cognitive Impairment”; J. Alzheimer’s Disease 2016 (published online ahead of print).
  4. Mei W; Rong Y, Jinming L, Yongjun L., Hui Z; “Effect of homocysteine interventions on the risk of cardiocerebrovascular events: A meta-analysis of randomised controlled trials”; Int. J. Clin. Pract. 2010: 64: 208–215.
  5. Martí-Carvajal AJ, Solà, I, Lathyris D, “Homocysteine-lowering interventions for preventing cardiovascular events”; Cochrane Database Syst. Rev. 2015, 1.
  6. Spector R.& Johanson CE ;“Vitamin transport and homeostasis in mammalian brain: Focus on vitamins B and E”; J. Neurochem. 2007, 103, 425–438.

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