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Un mayor consumo de ácidos grasos del tipo omega-3 podría no reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular en personas mayores que padecen DMAE

Publicado

20 marzo 2014

De acuerdo con un nuevo análisis, el aporte suplementario regular de ácidos grasos omega-3 parece no reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares en personas mayores que padecen Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE), mientras que las personas sin antecedentes de hipertensión o enfermedades cardiovasculares podrían beneficiarse en forma significativa.

A fin de determinar si un suplemento dietético con ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga del tipo omega-3, luteína o zeaxantina conducía a disminuir la tasa de enfermedades cardiovasculares (ECV), en el estudio se analizaron los datos del ensayo clínicomulticéntrico AREDS2 que incluyó a 4203 pacientes mayo- res (edad promedio 74 años) que padecían Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE) y quienes, por un periodo medio de 4,8 años, recibieron además de una combinación definida de vitaminas y minerales (formulación original AREDS), uno de cuatro aportes suplementarios al día, los cuales consistían en: ácido eicosapentaenoico más ácido docosahexaenoico (EPA y DHA, por sus siglas en inglés), 650 mg y 350 mg respectivamente; 10 mg de luteína más 2 mg de zeaxantina; ácidos grasos del tipo omega-3 más carote- noides; o placebo (1). Los resultados del análisis mostraron que, en comparación con el grupo placebo, en los pacientes con antecedentes de ECV o que presentaban un alto riesgo y que tomaron un suplemento de ácidos grasos del tipo omega-3, luteína y zeaxantina o una combinación de ellos, en general, no se observó una reducción significativa de ECV. Sin embargo, en pacientes sin antecedentes de ECV o en bajo riesgo de desarrollar este tipo de enfermedades (ausencia de ECV, de hipertensión y de altos niveles de colesterol), el aporte suplementario de ácidos grasos del tipo omega-3 evidenció una reducción en el riesgo de desarrollar ECV: una reducción estadísticamente significativa del 34 % en el riesgo de desarrollar ECV en los partici- pantes sin antecedentes de hipertensión y una reducción del 19 % estadísticamente no significativa en pacientes sin antecedentes de ECV.

Los expertos señalaron que el estudio (AREDS2), cuyos datos fueron analizados, no fue diseñado con un número suficiente de participantes como para detectar razonablemente una reducción significativa (definida por el estudio en 25 %) en los episodios de ECV ( infarto de miocardioaccidente cerebrovascular y muerte por causa cardiovascular). Y agregaron que con una reducción del riesgo del 10 al 15 %, lo cual sería más prudente y razonable para los episodios cardiovasculares, y cero efectos colaterales, los ácidos grasos del tipo omega-3 podrían tener un impacto inmenso en la población en riesgo de desarrollar ECV. El consumo de ácidos grasos del tipo omega-3 por parte de los participantes en el estudio AREDS2 fue considerable- mente más bajo que el consumo reportado en un metaanálisis reciente (por encima de 2 g/día), realizado con el fin de evaluar su efecto en la reducción de la presión sanguínea (2).

REFERENCIAS

  1. Writing Group for the AREDS2 Research Group. Effect of Long-Chain Omega-3 Fatty Acids and Lutein + Zeaxanthin Supplements on Cardiovascular Outcomes: Results of the Age-Related Eye Disease Study 2 (AREDS2) Randomized Clinical Trial. JAMA Internal Medicine. Published online March 2014.
  2. Miller P. E. et al. Long-chain omega-3 fatty acids eicosapentaenoic acid and docosahexaenoic acid and blood pressure: A meta-analysis of randomized controlled trials. Am J Hypertens. Published online March 2014.

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