Según un nuevo estudio realizado en Finlandia, unas altas concentraciones de ácidos grasos omega-3 en sangre podrían reducir el riesgo de sufrir pequeños infartos cerebrales, que están relacionados con el deterioro cognitivo en personas de avanzada edad.
En el estudio observacional se midieron las concentraciones en sangre de los ácidos grasos omega-3 de 3660 participantes de 65 años de edad o más y se detectaron mediante escáner (resonancia magnética) sus posibles infartos cerebrales “silenciosos” (sin síntomas aparentes) durante 5 años (1). Tras adaptar el estudio a múltiples factores, se halló que el riesgo de sufrir infartos silenciosos era un 40% menor en los participan- tes con unos mayores niveles en suero de ácidos grasos omega-3 (en particular de ácido docosahexaenoico) cuando se comparó con el riesgo de los participantes con menores concentraciones en sangre. Los niveles elevados también se relacionaron con un mejor estado de la sustancia blanca y un menor riesgo de deteri- oro de la misma.
Los investigadores concluyeron que estos hallazgos muestran los efectos beneficiosos de los ácidos grasos omega-3 en la prevención de pequeñas lesiones en el cerebro que pueden causar la pérdida de habilidades del pensamiento, demencia y apoplejía a largo plazo. Son necesarios más estudios prospectivos observaci- onales y clínicos para evaluar el papel de los ácidos grasos omega-3 en el mantenimiento de la salud cere- bral y en la prevención de posibles enfermedades futuras.