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  • OPINIÓN EXPERTA
  • 2013

Mejorar la nutrición a través del enriquecimiento de la harina

Publicado

1 julio 2013

“Las poblaciones de todo el mundo están en riesgo de sufrir deficiencia de micronutrientes incluso cuando el consumo calórico es suficiente. Este fenómeno también se conoce como “hambre oculta”, ya que los síntomas de la deficiencia se hacen visibles rara vez antes de que los sujetos lleguen a un estadio clínicamente grave y, en este punto, algunas conse-cuencias pueden ser irreversibles. Las deficiencias de micronutrientes en el caso de los nutrientes esenciales pueden aumentar el riesgo de fatiga, anemia, defectos al nacer, ceguera, problemas en el crecimiento, capacidad neurológica mermada, osteoporosis y una respuesta inmunológica deficiente entre otros. Todos estos problemas tienen un impacto negativo en la calidad de vida de los sujetos afectados y los miembros de su familia. Aunque Europa se considera una de las partes más desarrolladas del mundo, el consumo de algunos nutrientes esenciales específicos sigue estando por debajo del nivel óptimo en esta zona. En Europa, el pan es un alimento básico muy asequible y accesible. Si los países europeos decidieran enriquecer la harina, la mayoría de sus poblaciones tendrían acceso a más vitaminas esenciales y minerales sin necesidad de cambiar sus costumbres.

La práctica de añadir nutrientes a la harina de trigo para promover la salud y mejorar la nutrición empezó en los años 40 y 50 en países como el Reino Unido, Canadá y Estados Unidos. Esta intervención en la salud pública está reconocida de forma internacional por muchas entidades como la Organización Mundial de la Salud (OMS), UNICEF y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC) como una medida asequible, factible técnicamente y efectiva. En la actualidad, 75 países tienen legislación para enriquecer al menos un tipo de harina de trigo consumida habitualmente con hierro y/o ácido fólico. Sin embargo, la mayoría de países de Europa occidental no ha adoptado esta iniciativa. La anemia por deficien-cia de hierro es una anemia común (niveles bajos de glóbulos rojos o de hemoglobina) causada por un consumo en dieta y una absorción insuficientes de hierro. Las poblaciones europeas no están exentas de anemia. Cuando se tomó como indicador la anemia en mujeres en edad fértil, los países de Europa se clasificaron principalmente como países con un problema de salud pública leve o moderado (1). Sin embargo, la frecuencia de la anemia a menudo es mayor entre las mujeres embarazadas y en niños en edad preescolar. El ácido fólico, cuando se consume de forma apropiada antes y durante el embarazo, puede disminuir el riesgo de los niños de nacer con defectos del tubo neural ( DTN) como la espina bífida o la anencefalia. El consumo de ácido fólico en muchos países europeos está por debajo del óptimo (2). La deficiencia de vitamina B12 y de vitamina D también está aumentando en la zona. Cada uno de estos nutrientes ausentes en la dieta de las poblaciones europeas se podría añadir a la harina para hacer frente al riesgo para la salud pública que su deficiencia supone.

Europa es una zona ideal para enriquecer la harina debido al alto consumo de productos basados en la harina de trigo, a que existe un sector de molinería muy industrializado y a que cuenta con una infraestruc-tura para el transporte adecuada. El plan de los programas de enriquecimiento incluye tener en cuenta los patrones de consumo de alimentos locales, evaluar las necesidades nutricionales de la población, llevar a cabo un análisis de la industria, crear una alianza para el enriquecimiento nacional de alimentos que incluye a los sectores público, privado y civil y promulgar leyes obligatorias sobre el enriquecimiento de la harina. El enriquecimiento de la harina es una inversión sensata y una intervención de bajo coste en comparación con los beneficios económicos que podría producir – se ahorrarían gastos médicos y gastos indirectos, como la baja productividad y los gastos en cuidadores (3, 4). Aunque los gastos anuales de esta intervención dependen del tipo de vitaminas y minerales que se añaden a la harina y de las cantidades necesarias para alcanzar el impacto en la salud deseado, la inversión por persona y por año no superaría los 0,16 euros.

A pesar de los beneficios para la salud y para la economía de enriquecer la harina, existe preocupación sobre el enriquecimiento por parte de los gobiernos y los consumidores en Europa. Sin embargo, existen pruebas de que

  • el enriquecimiento obligatorio de la harina por sí solo no hace que la gente consuma por encima de los niveles de consumo superiores el ácido fólico ni el hierro (5).
  • el enriquecimiento con ácido fólico no produce cáncer (6-8) ni enmascara la deficiencia de vitamina B12
    (9-11).
  • el enriquecimiento con hierro no supone un riesgo significativo para las personas con desórdenes de la regulación del hierro como la talasemia y la hemocromatosis (12, 13). Los individuos con estas enfermeda-des diagnosticadas requieren un tratamiento clínico apropiado para su salud independientemente de si el enriquecimiento de la harina está implementado o no en su país (14-16). Dado el papel vital que desem-peña el hierro en el ciclo de la vida, sería irresponsable negarle el enriquecimiento con hierro a la mayoría de la población, que podría beneficiarse de éste (12, 14).
  • un enfoque dirigido a que las mujeres consuman suplementos con ácido fólico antes del embarazo es menos efectivo que la práctica de enriquecer la harina con ácido fólico (17-20).

Por otro lado, algunos grupos de consumidores sugieren que el enriquecimiento hace que el pan pierda su pureza. Sin embargo, puesto que la molinería y la industria panificadora han evolucionado a lo largo del tiempo para satisfacer las demandas de los consumidores teniendo en cuenta el sabor, la textura y la conservación de los productos, los ingredientes como los mejoradores y emulsionantes se utilizan hoy en día con frecuencia. En consecuencia, incluso el pan no enriquecido contiene a menudo ingredientes que, en sentido estricto, reducen la pureza del producto. Por otro lado, los consumidores aún podrían elegir los productos no enriquecidos en países con enriquecimiento de la harina obligatorio ya que algunos tipos de harina y de productos basados en la harina están a menudo exentos de cumplir con la legislación.”

Basado en: Handforth B. and Zimmerman S. Improving Nutrition in Europe – Renowned Experts Highlight Flour Fortification. SIGHT AND LIFE. 2013; 27(1).

REFERENCIAS

  1. World Health Organization. Worldwide prevalence of anaemia 1993–2005: WHO Global Database on Anaemia. 2008. www.who.int/vmnis/anaemia/en/.
  2. Viñas B. R. et al. Projected prevalence of inadequate nutrient intakes in Europe. Ann Nutr Metab. 2011;
    59(2–4):84–95.
  3. Horton S. and Ross J. The Economics of Iron Deficiency. Food Policy. 2007; 32(1):141–143.
  4. Yi Y. et al. Economic burden of neural tube defects and impact of prevention with folic acid. Eur J Pediatr. 2011; 170(11):1391–1400.
  5. Yang Q. et al. Folic acid source, usual intake, and folate and vitamin B12 status in US adults: (NHANES) 2003–2006. Am J Clin Nutr. 2010; 91(1):64–72.
  6. Clarke R. et al. Effects of lowering homocysteine levels with B vitamins on cardiovascular disease, cancer, and cause specific mortality meta-analysis of 8 randomized trials involving 37,485 individuals. Arch Intern Med. 2010; 170(18):1622–1631.
  7. Wein T. N. et al. Cancer risk with folic acid supplements: a systematic review and meta-analysis. BMJ Open 2012; 2(1).
  8. Hankey G. C. et al. Treatment with B vitamins and incidence of cancer in patients with previous stroke or transient ischemic attack results of a randomized placebo- controlled trial. Stroke. 2012; 43(6):1572–1577.
  9. Dickinson C. J. Does folic acid harm people with vitamin B12 deficiency? QJM. 1995; 88(5):357–364.
  10. Mills J. L. et al. Do high blood folate concentrations exacerbate metabolic abnormalities in people with low vitamin B12 status? Am J Clin Nutr. 2011; 94(2):495–500.
  11. Ministry for Primary Industries. Scientific evaluation of comments on submissions received on the future of folic acid fortification in New Zealand, MPI Technical Paper No: 2012/25. 2012.
  12. Hurrell R. et al. Revised recommendations for iron fortification of wheat flour and an evaluation of the expected impact of current national wheat flour fortification programs. Food Nutr Bull. 2010; 31(1):S7–S21.
  13. Gillespie S. Major Issues in the control of iron deficiency. The Micronutrient Initiative. 1998.
  14. Brittenham G. M. Safety of Flour Fortification with Iron. Columbia University. 2004.
  15. Bothwell T. H. Overview and mechanisms of iron regulation. Nutr Rev. 1995; 53(9):237–245.
  16. International Nutrition Foundation and Micronutrient Initiative. Preventing iron deficiency in women and children: Technical consensus on key issues. A UNICEF/UNU/WHO/MI Technical Workshop, 1998.
  17. Paulik E. et al. Preconceptional and prenatal predictors of folic acid intake in Hungarian pregnant women. Eur J Obstet Gynecol Reprod Biol. 2009; 145(1):49–52.
  18. Pinto E. et al. Dietary intake and nutritional adequacy prior to conception and during pregnancy: a follow-up study in the north of Portugal. Public Health Nutr. 2009; 12(7):922–931.
  19. Baykan Z. et al. Awareness, knowledge, and use of folic acid among women: a study from Turkey. Arch Gynecol Obstet. 2011; 283(6):1249–1253.
  20. Brough L. et al. Social and ethnic differences in folic acid use during preconception and early pregnancy in the UK: effect on maternal folate status. J Hum Nutr Diet. 2009; 22(2):100–107.

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