OPINIÓN EXPERTA
Métodos defectuosos en los estudios sobre vitaminas
1 febrero 2013
18 abril 2012
Una ingesta elevada de vitamina a, betacaroteno o vitamina B1 podría estar relacionada con un riesgo doblemente inferior de sufrir un glaucoma de ángulo abierto que si se consume una cantidad reducida de estos nutrientes, afirma un nuevo estudio realizado en los Países Bajos.
Para investigar si el consumo en la dieta de nutrientes que tienen propiedades antioxidantes o influyen en el flujo sanguíneo está asociado con la incidencia de casos de glaucoma de ángulo abierto (GAA), se documen-taron durante una media de 9,7 años los datos de consumo en la dieta y los casos de GAA en 3502 partici-pantes de 55 años (1). Los resultados del estudio mostraron que los participantes que consumieron una gran cantidad de equivalentes de retinol (vitamina A preformada o provitamina A betacaroteno) o vitamina B1 presentaban un riesgo aproximadamente dos veces inferior de sufrir glaucoma de ángulo abierto en compa-ración con aquellos que consumían una cantidad reducida de estos nutrientes, y quienes ingerían una gran cantidad de magnesio presentaban un riesgo aprox. tres veces mayor de sufrir GAA en comparación con quienes consumían poco. No se observó un efecto significativo de estos nutrientes en la presión intraocular (PIO).
Los investigadores concluyeron que una ingesta adecuada de equivalentes de retinol y vitamina B1 parece tener un efecto protector contra el GAA, mientras que la ingesta de magnesio parece estar asociada con un mayor riesgo. Los hallazgos relacionados con los equivalentes del retinol y con la vitamina B1 estarían en línea con la hipótesis existente de que los nutrientes antioxidantes podrían prevenir el GAA. La interpretación del efecto del magnesio sería menos ambigua. Los resultados del estudio podrían ayudar a desvelar el, en gran parte desconocido, desarrollo del GAA.
El GAA es una enfermedad neurodegenerativa progresiva y, junto con la degeneración macular asociada a la edad, es la causa más común de ceguera irreversible en todo el mundo. Además de la mayor presión intra-ocular, se supone que el estrés oxidativo y un deficiente flujo sanguíneo ocular contribuyen a padecer GAA. Por estos motivos, los efectos de los nutrientes con actividad antioxidante, como los carotenoides, los equi-valentes del retinol y las vitaminas B, C y E, son de gran interés (2).
1 febrero 2013
15 julio 2015
Helena Pachón es Profesora Asociada de Investigación en la Rollins School of Public Health de Atlanta, EE. UU. Su equipo ha participado en una evaluación sistemática de la eficacia de la fortificación de la harina para prevenir la anemia.
8 julio 2013
Según un nuevo estudio realizado en Italia, las recomendaciones de suplementación prenatal son demasiado bajas para garantizar una suficiencia de vitamina D en los recién nacidos, en particular para las madres con pieles más oscuras.