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  • OPINIÓN EXPERTA
  • 2016

La deficiencia de vitamina D está muy extendida en Europa

Publicado

1 abril 2016

Kevin Cashman, Profesor of Food and Health, School of Food & Nutritional Sciences, Universidad de Cork, Irlanda

El Profesor Kevin Cashman de la School of Food & Nutritional Sciences, Universidad de Cork (Irlanda), cuya principal área de intereses de investigación son las implicaciones para la salud pública de la ingesta de vitamina D, incluidas las distribuciones de población según el estado sérico de 25(OH)D y sus metabolitos relacionados, necesidades nutricionales de vitamina D en diferentes subgrupos de población, soluciones alimentarias para aumentar el consumo y los niveles de vitamina D y el papel de la vitamina D en los marcadores de salud. Es autor de más de 130 publicaciones.

El Profesor Cashman es coordinador adjunto (junto con la Dra. Mairead Kiely) de un importante proyecto financiado por la Comisión Europea sobre soluciones alimentarias que ayuden a mejorar el estado nutricional de vitamina D y la salud durante todo el ciclo vital (ODIN). Se trata de un proyecto de colaboración entre 31 socios destinado a combatir la deficiencia de vitamina D en Europa (2013-2017).

Un nuevo estudio publicado por los colaboradores del proyecto ODIN (1) proporciona evidencia de que la deficiencia de vitamina D es una pandemia en Europa. El Vitamin D Standardisation Programme (VDSP) se aplicó de forma retroactiva a 14 estudios europeos y se añadió a los datos de 4 estudios más recientes que habían utilizado el protocolo VDSP desde el principio, procurando una cohorte total de 55 844 individuos europeos. Aplicando la definición estricta de deficiencia de vitamina D como unos niveles séricos de ˂30 nmol/L 25(OH)D, un promedio anual del 13% de la población europea es deficitaria. Este valor aumenta al 17,7% en los meses de invierno y desciende al 8,3% en verano. Sin embargo, si se aplica la definición más común de deficiencia de ˂50 nmol/L, la tasa de prevalencia anual subió a un sorprendente 40,4%.

También se descubrió que los subgrupos étnicos de piel oscura tenían unos niveles mucho más altos de deficiencia de vitamina D que los individuos de piel blanca. La prevalencia de deficiencia de 25(OH)D con unos niveles séricos inferiores a 30 nmol/L fue entre 3 71 veces más alta en los subgrupos de piel oscura. Curiosamente, se descubrió que, incluso teniendo en cuenta la etnia, la deficiencia de vitamina D en países como Reino Unido, Irlanda y Holanda tenía una prevalencia más alta que en países con poco sol como Noruega, Islandia o Finlandia. Los autores concluyeron su estudio comentando que “la deficiencia de vitamina D se manifiesta en toda la población europea con tasas de prevalencia que son preocupantes y que requieren adoptar medidas desde una perspectiva clínica y de salud pública”.

El Profesor Cashman revela que, a pesar de las nuevas recomendaciones de ingesta revisadas en Europa, parece que el consumo de suplementos no contribuye mucho al estado de vitamina D (3). Aunque la biofortificación de alimentos podría ayudar de manera efectiva a combatir el déficit de vitamina D, puede que el desarrollo de nuevos productos lácteos fortificados con vitamina D no baste para abordar la falta de vitamina D entre personas que reciben poco sol (4).

Un reciente estudio realizado con mujeres jóvenes finlandesas (5) ha comparado los efectos de las vitaminas D2 y D3 tomadas como suplemento y como ingredientes del pan durante 8 semanas en cuanto al incremento de los niveles séricos de 25(OH)D. Se descubrió que la vitamina D2 generada a partir de la levadura del pan expuesta a los rayos UV no era biodisponible para los seres humanos y que los suplementos de vitamina D2 eran menos eficaces que los de vitamina D3 para aumentar los niveles séricos de 25(OH)D.

En un estudio llevado a cabo con una cohorte de 957 adultos mayores de 60 años (6) del Norte de Irlanda se ha demostrado que unos niveles séricos bajos de 25-hidroxivitamina D están asociados con un aumento de los marcadores de inflamación (citoquinas IL-6, IL-10, TNF-α y proteína C reactiva).

REFERENCIAS

  1. Cashman KD, Dowling KG, Gonzalez-Gross M et al.; “Vitamin D deficiency in Europe: pandemic? “; American Journal of Clinical Nutrition 2016, 1–6. doi.org/10.3945/ajcn.115.120873.
  2. Harrison-Dunn AR; “First EU-wide data offers “firm evidence” of Vitamin D deficiency”; www.nutraingredients.com, 8th March 2016.
  3. Cashman KD; “Vitamin D:dietary requirements and food fortification as a means of helping achieve adequate vitamin D status”; J Steroid Biochem Mol Biol 2015; 148: 19-26.
  4. Cashman KD & Kiely M; “Tackling inadequate vitamin D intakes with the population of dairy products with Vitamin D may not be enough”; Endocrine 2016; 51(1); 38-46.
  5. Itkonen ST, Skaffari E, Saaristo P et al.; “Effects of vitamin D2-fortified bread v. supplementation with vitamin D2 or D3 on serum 25-hydroxyvitamin D metabolites: an 8-week randomised-controlled trial in young adult Finnish women”; British Journal of Nutrition 2016, 25, 1–8. doi.org/10.1017/S0007114516000192
  6. Laird E, McNulty H, Ward, M.et al.; “Vitamin D Deficiency Is Associated With Inflammation in Older Irish Adults”; The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism 2014, 99(5), 1807–1815.doi.org/10.1210/jc.2013-3507

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