Numerosos estudios correlacionan una alta ingesta de alimentos que contienen licopeno y una incidencia reducida de cáncer y enfermedades cardiovasculares, debido a su potencial antioxidante. La mayoría de los estudios se basa en la ingesta de tomate indicada.
Dado que los tomates también son fuente de otros nutrientes, inclusive vitamina C, vitamina B9 y potasio, no está claro si el licopeno en sí es beneficioso.
El aporte dietético de carotenoides totales, licopeno, luteína y zeaxantina se asoció a una reducción significativa del riesgo de cáncer de pulmón en un estudio durante 14 años de más de 27.000 hombres finlandeses fumadores (2).
Otros estudios no mostraron estos efectos saludables (ver betacaroteno).
Los resultados de diversos estudios prospectivos de cohortes sugieren que las dietas ricas en licopeno están asociadas con una reducción significativa del riesgo de cáncer de próstata (3).
En un estudio prospectivo que siguió durante ocho años a más de 47.000 profesionales de la salud, aquellos que más licopeno ingerían mediante tomates y productos derivados de los mismos (responsables de un 82% de la ingesta total de licopeno) presentaban un riesgo de padecer cáncer de próstata 21% inferior que aquellos con la ingesta de licopeno más baja (4). De forma similar, un estudio prospectivo de médicos estadounidenses halló que aquellos con los mayores niveles de licopeno en el plasma sufrían un riesgo significativamente inferior de desarrollar cáncer de próstata agresivo (5). Más recientemente, un estudio prospectivo en un cohorte de 29.361 hombres a los que se siguió durante 4 años no halló ninguna asociación entre la ingesta dietética de licopeno y el riesgo de cáncer de próstata (6).
No está claro si la reducción del riesgo de cáncer de próstata observada en algunos estudios está relacionada con el licopeno, con otros compuestos del tomate u otros factores asociados con las dietas ricas en licopeno (7).