De acuerdo con un estudio reciente realizado en Dinamarca, una concentración muy elevada de vitamina D en sangre podría estar asociada con riesgos similares a los de unos niveles muy bajos. En opinión de los expertos, sería interesante comprobar los resultados, si bien es poco factible teniendo en cuenta que la insuficiencia de esta vitamina está muy generalizada.
El estudio observacional investigó la asociación existente entre la mortalidad por todas las causas y los niveles séricos de vitamina D en 247.574 participantes durante un periodo medio de 3 años (1). Los resultados indicaron que en los participantes con concentraciones inferiores a 10 nmol de vitamina D por litro de suero, la mortalidad fue algo más de dos veces más elevada que en aquellos que presentaban unos niveles de 50–60 nmol/l, los cuales se asociaron con un menor riesgo de mortalidad. Por otra parte, unos niveles sanguíneos superiores a los 140 nmol/l se relacionaron con un incremento aproximado de un 1,4 de riesgo de mortalidad.
Los investigadores comentaron que, si bien esperaban que niveles bajos de vitamina D se asociaran con un aumento de la mortalidad, les sorprendió que también niveles muy altos guardaran relación con un mayor riesgo de muerte. Sin embargo, no existe evidencia científica para afirmar que ‘más es mejor’ en el caso de la vitamina D. Dado que actualmente se desconocen las causas del incremento de la mortalidad, sería importante llevar a cabo más estudios para dilucidar la relación existente.
Los expertos señalaron que los hallazgos podrían ser interesantes, aunque también plantearían la cuestión de qué persona alcanza estos niveles elevados. Para alcanzar concentraciones séricas aproximadas de
140 nmol/l, se necesitaría ingerir una dosis diaria de 4800 UI, lo cual supera en mucho las recomendaciones actuales. El 22,5% de los participantes en el estudio presentaban unos niveles deficientes de vitamina D (por debajo de 25 nmol/l), el 33,3% tenía unos niveles insuficientes (25-50 nmol/l) y el 27,2% registraba unos niveles inadecuados (50-75 nmol/l). Solo un 12% presentaba unas concentraciones de vitamina D en sangre de 75-100 nmol/l o superiores (un 5%). En resumen, el 56% de los participantes mostró unos niveles de vitamina D inferiores a los recomendados por el Instituto de Medicina de EE. UU. (50 nmol/l) y el 83% por debajo a los recomendados por la Fundación Internacional de Osteoporosis (75 nmol/l). No se puede excluir que las personas enfermas, o con un mayor riesgo de padecer enfermedades crónicas, pudieran haber tomado suplementos de vitamina D en dosis más altas motivados por la enfermedad. No obstante, puesto que la mayoría de los individuos tiene unos niveles inferiores a los considerados óptimos para la salud, el problema sería que muchas personas consumen muy poca vitamina D, y no demasiada, según los expertos.
Por lo que respecta a las concentraciones bajas de vitamina D, los resultados coinciden con otros estudios observacionales al sugerir que la mortalidad puede ser más baja con unos niveles de 25(OH)D entre 50 y
80 nmol/l, mientras que el riesgo aumenta con niveles por debajo de 40-50 nmol/l.