Una encuesta global sobre el consumo alimentario (1) de los omega-3 ácido araquidónico (ARA) y ácido docosahexaenoico (DHA) realizada en 175 países, 47 de ellos definidos como desarrollados y 128 clasificados como países en desarrollo, ha puesto de manifiesto que los niveles medios de ingesta de ARA son de entre 210 y 250 mg/día en los países desarrollados y de tan sólo 82 mg/día en los países en desarrollo. Por su parte, los niveles de ingesta de DHA son por lo general mucho más bajos que los recomendados en los países en desarrollo. En la mayor parte de Asia (salvo en la parte oriental), el África subsahariana y Sudamérica, la ingesta media de DHA oscila entre 44,9 y 81,6 mg/día. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) recomienda el consumo de 250 mg/día (2) de DHA para el mantenimiento de la salud del cerebro y la vista en niños mayores y adultos.
Los niveles más altos de ingesta de ARA y DHA se dieron en las Maldivas y los más bajos, en Ruanda y Etiopía.
En un reciente artículo de revisión de 298 estudios (3) en el que se midieron los niveles en sangre de ácidos grasos omega-3 de origen marino en todo el mundo, se ha descubierto que los niveles tisulares de EPA (ácido eicosapentanoico) y DHA son muy bajos en Norteamérica, Centroamérica, Sudamérica, Europa, Oriente Medio, Asia Oriental y África (con un índice de omega-3 de 4 o inferior). Esto significa que estas poblaciones están expuestas a un riesgo mucho mayor de sufrir enfermedades cardiovasculares. La citada revisión demuestra que unos niveles bajos de ingesta de ácidos grasos omega-3 de origen marino producen una disminución de las concentraciones de DHA en los tejidos.