La nicotinamida (vitamina B3) es un precursor de la nicotinamida adenina dinucleótido (NAD) y por lo tanto desempeña un papel importante en el suministro de la energía necesaria para los procesos metabólicos de todo el cuerpo humano. Como tal, es un requisito básico para el crecimiento de bebés y niños. Su deficiencia puede provocar problemas cutáneos y digestivos, insomnio, fatiga y pérdida de apetito. La nicotinamida se encuentra en varios alimentos, como carne, pescado, cereales, legumbres, fruta y frutos secos. También las bacterias del microbioma pueden fabricar nicotinamida a partir del aminoácido triptófano. Además, la nicotinamida es un precursor de la serotonina y la melatonina.
En un ensayo clínico aleatorizado anterior (2) se observó que la aplicación de un preparado tópico con nicotinamida al 2 % dos veces al día durante ocho semanas en la piel de pacientes de eczema atópico reducía la pérdida de humedad y aumentaba la hidratación de la capa córnea (capa externa de la epidermis).
El eczema atópico provoca un enrojecimiento de la piel debido a la inflamación (a menudo como respuesta alérgica). En el Reino Unido es frecuente en los niños y afecta aproximadamente al 20 % de la población (3). Es una dolencia que puede tratarse, pero no curarse. Se cree que los complementos de nicotinamida benefician la salud de la piel porque aumentan su humedad, elasticidad y estructura general mediante la síntesis de colágeno y proteínas que desempeñan un papel importante en la formación de queratina y filagrina (una proteína que une las fibras de queratina) (4).
En un nuevo estudio (1) se utilizaron los datos de 497 parejas madre-hijo de la encuesta Southampton Women’s Survey (SWS), realizada en Reino Unido, con diagnóstico de eczema atópico en el bebé a los 6 o 12 meses. Se determinó el nivel de nicotinamida en las muestras de sangre materna. Los resultados mostraron que un nivel elevado de nicotinamida en el plasma la madre durante el final del embarazo llevaba asociado una menor prevalencia de eczema atópico a los 12 meses, aunque no a los 6 meses. Los autores afirman que esta discrepancia «puede reflejar la heterogeneidad de la etiología y la patogénesis del eczema atópico en la primera infancia». A día de hoy no se ha llevado a cabo ningún ensayo clínico aleatorizado con administración de nicotinamida en las últimas etapas del embarazo a fin de disminuir el riesgo de eczema atópico en el bebé, pero este estudio parece establecer una base sólida para ello. El estudio sí respalda la propuesta de que el eczema atópico en los bebés se origina in utero.