OPINIÓN EXPERTA
El papel nutricional de la vitamina K trasciende la coagulación de la sangre: entrevista con Sarah Booth, profesora de la Universidad Tufts
26 septiembre 2016
14 septiembre 2015
Un estudio retrospectivo de los datos generados a partir de un extenso estudio de cohortes estadounidense ha demostrado que los beneficios del consumo de ácidos grasos poliinsaturados solo se manifiestan en ausencia del tratamiento con estatinas.
Un estudio retrospectivo de los datos generados a partir del Southern Community Cohort Study (EE. UU.), en el participaron 69 559 sujetos, ha demostrado que los beneficios del consumo de ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) solo se manifiesta en ausencia del tratamiento con estatinas (1). Los participantes tenían una edad media de 52 año; el 54 % de los mismos padecía de hipertensión antes del estudio y, de ellos, el 16 % seguía un tratamiento con estatinas.
Está ampliamente aceptado que los ácidos grasos omega-3 de origen marino, ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA), tienen efectos beneficiosos sobre los siguientes factores de riesgocardiovascular: triglicéridos plasmáticos, frecuencia cardiaca y presión arterial, trombosis, función endotelial y función autonómica, llenado cardiaco y eficiencia miocárdica, resistencia a la insulina y diabetes, inflamación y arritmia (2).
Hasta el año 2010, la mayoría de los ensayos clínicos (y metaanálisis derivados) demostraron claramente los beneficios de la administración de suplementos de ácidos grasos omega-3 de origen marino para mantener la salud del corazón y prevenir las enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, desde 2010 ha habido un número considerable de ensayos que han demostrado un efecto mínimo, o ningún efecto en absoluto, derivado de la intervención con omega-3 (3). Se cree que esto puede deberse a un cambio en la naturaleza de las cohortes estudiadas.
Más concretamente, los ensayos a partir de esta fecha se han enfocado en pacientes con una enfermedad cardiaca preexistente que ya estaban siendo tratados con un paquete de intervenciones farmacológicas, siendo la más frecuente las estatinas. Una revisión sistemática reciente de los últimos ensayos realizados por De Lorgeril (4) ha llegado a la conclusión de que este tratamiento encubre los beneficios para la salud de los ácidos grasos omega-3. Las estatinas son un tipo de fármaco para reducir el colesterol. Actúan inhibiendo la enzima HMG CoA reductasa, que suele tener una función importante en la producción de colesterol.
El estudio realizado por Kiage (1) calculó el consumo de ácidos grasos omega-3 y omega-6 a partir de cuestionarios de frecuencia alimentaria validados. En ellos se demostró una asociación clara y estadísticamente válida de los efectos del consumo de ácidos grasos omega-3 procedentes del pescado y la reducción de la incidencia de muerte por un evento cardiaco en pacientes que no recibían estatinas. En los pacientes tratados con estatinas no hubo una asociación evidente.
Es evidente que los futuros ensayos sobre la salud cardiovascular en los que se apliquen intervenciones de ácidos grasos omega-3 de origen marino deberían contener un brazo de tratamiento en el que no se utilicen estatinas.
26 septiembre 2016
1 julio 2011
“Durante el embarazo, el cuerpo rinde a alto nivel. Por este motivo se le deben proporcionar continuamente sustancias nutritivas importantes. Sin olvidar que las necesidades de vitaminas y minerales aumentan rápidamente durante el embarazo. Se trata por lo tanto de ingerir más nutrientes sin comer realmente más: ¿cómo se puede conseguir esto? La solución idónea son los alimentos que tienen una gran densidad nutritiva, es decir, que contienen muchas vitaminas y minerales y pocas calorías. Así, seleccionando los alimentos de forma inteligente, durante el embarazo se puede perfeccionar la dieta. Un buen ejemplo de esta táctica lo constituye el pan de trigo integral, con una cantidad de ácido fólico, hierro y distintas vitaminas B que supone aproximadamente el doble de la que se encuentra en el pan blanco, sin proporcionar más energía. La fruta, la verdura, las legumbres, los productos lácteos desnatados, la carne magra y el pescado pertenecen también al grupo de productos con una elevada densidad nutritiva y son por ello especialmente recomendables.
8 febrero 2016
Un nuevo estudio realizado con 256 niños holandeses de entre 6 y 8 años ha demostrado que unos niveles prenatales bajos de ácido fólico afectan al volumen cerebral y la inteligencia.