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En general, la población mundial no alcanza las recomendaciones de consumo para los ácidos grasos esenciales

Publicado

2 diciembre 2013

Un nuevo estudio realizado en los Países Bajos muestra que, en muchos países, el consumo de ácidos grasos poliinsaturados de los adultos no alcanza los niveles que se recomiendan para prevenir enfermedades crónicas como la cardiopatía isquémica.

La revisión sistemática incluyó datos de encuestas sobre alimentación nacionales y de estudios poblacionales de 40 países en todo el mundo (incluyendo países europeos, de Australia y de Asia, EE. UU. y Sudáfrica) que proporcionaban información sobre el consumo de ácidos grasos (1). El análisis de datos mostró que el con- sumo medio de los adultos alcanzaba las recomendaciones de consumo de grasa total (20-35% del consumo de energía), de ácidos grasos saturados (menos del 10% del consumo de energía) y de ácidos grasos poli- insaturados (6-11% del consumo de energía) solo en 25, 11 y 20 países respectivamente. En 27 países, sobre los que se disponía de información más detallada, la mayoría de la población adulta hacía un consumo de ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) por debajo del 6% del consumo de energía total. En general, un menor consumo de ácidos grasos saturados (AGS) entre las poblaciones no iba acompañado de un mayor consumo de PUFA, como se recomienda para prevenir la cardiopatía isquémica.

Los investigadores comentaron que estos hallazgos coinciden con estudios previos sobre el consumo de grasas y de ácidos grasos en adultos y niños, indicando que en muchos países, el consumo de AGS es mayor que el consumo de PUFA y menor que el que se recomienda. La contribución relativamente grande de AGS a la energía total en los países desarrollados viene dada, probablemente, por el gran consumo de comidas ricas en AGS como la carne y los productos lácteos. Se ha demostrado que bajar el consumo de AGS y sustituirlos por PUFA tiene un notable efecto en la incidencia de la enfermedad de las arterias cor- onarias en la población (2). Los científicos concluyeron que estos datos refuerzan la necesidad de otorgarle importancia a las campañas de salud pública sobre la sustitución de alimentos y grasas ricos en AGS por los ricos en PUFA, en especial en países con un consumo de AGS alto.

REFERENCIAS

  1. Harika R. K. et al. Intake of fatty acids in general populations worldwide does not meet dietary recommendations to prevent coronary heart disease: a systematic review of data from 40 countries. Ann Nutr Metab. 2013; 63:229–238.
  2. Mozaffarian D. et al. Effects on coronary heart disease of increasing polyunsaturated fat in place of saturated fat: a systematic review and meta-analysis of randomized controlled trials. PLoS Med. 2010; 7:e1000252.

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