Si es usted un lector habitual de NUTRI-FACTS, ya conoce la importancia de los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga y otros micronutrientes, como el hierro, el yodo y la colina, para el desarrollo del cerebro durante los primeros 1000 días de vida. Este periodo representa un momento crítico del desarrollo del niño entre la concepción y los dos años. Las carencias de nutrientes durante el embarazo están asociadas con una serie de consecuencias negativas como partos prematuros, defectos del tubo neural y bajo peso al nacer (1). La malnutrición es una de las principales causas de mortalidad en niños pequeños en el mundo, y los niños que reciben una nutrición adecuada tienen muchas más probabilidades de superar las enfermedades infantiles (2). No obstante, estudios recientes también sugieren que una nutrición inadecuada en este importante periodo de tiempo puede obstaculizar el desarrollo neurológico y afectar a la larga la función cerebral, el desarrollo mental y el desarrollo de la capacidad intelectual (3–6).
En una reciente declaración de política, la American Academy of Pediatrics (AAP) vuelve a llamar la atención sobre la importancia de los nutrientes esenciales para mejorar el desarrollo del cerebro en los primeros 1000 días. Además de las proteínas y la energía, también destacan los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, el ácido araquidónico (ARA) y el ácido docosahexaenoico (DHA), micronutrientes como las vitaminas A, B6, B12 y K, así como el ácido fólico, la colina, el zinc, el cobre, el yodo, el hierro y el selenio como factores clave para favorecer el desarrollo neurológico durante esta etapa vital. Como prueba de ello, la AAP menciona alteraciones neuroconductuales a largo plazo producidas por el déficit de hierro (7), peores resultados en las pruebas de coeficiente intelectual asociados con la deficiencia de yodo a edades tempranas (8, 9) y efectos positivos en la inteligencia observados 6 años después de la administración de suplementos de DHA y ARA (10).
El objetivo de la declaración de política de la AAP es informar a los pediatras de la importancia de estos nutrientes clave, ayudar a promover una alimentación saludable y abogar por una mayor cantidad de programas que fomenten la nutrición en los primeros años de vida para garantizar que todos los niños tengan mejores oportunidades de vivir una vida sana.
La AAP hace 10 recomendaciones a los pediatras y otros expertos en nutrición infantil:
- Mantenerse bien informados sobre la lactancia, y educar y promulgar sus beneficios.
- Interceder a nivel local, estatal y federal para conservar y fomentar programas de nutrición que hagan hincapié en la alimentación en la primera infancia.
- Familiarizarse con los alimentos que proporcionan los nutrientes esenciales necesarios para el desarrollo cerebral en periodos importantes.
- Ofrecer mensajes concretos para una “alimentación saludable” que ofrezcan un asesoramiento más preceptivo sobre unos hábitos alimentarios óptimos.
- Enfocar la atención de los programas de nutrición existentes en mejorar las ofertas de micronutrientes y macronutrientes para bebés y niños.
- Animar a las familias a aprovechar los programas de nutrición infantil y abogar por eliminar los obstáculos para acceder a dichos programas.
- Oponerse a los cambios en las estructuras de elegibilidad o de financiación que puedan obstaculizar el acceso a estos programas.
- Prevenir los trastornos del desarrollo neurológico en niños con deficiencias nutricionales tempranas.
- Colaborar con obstetras y médicos de familia para fomentar mejoras en la dieta materna e identificar situaciones que puedan limitar el acceso a micronutrientes esenciales.
- Ayudar a combatir el “hambre en la sociedad” participando en una organización dirigida a este fin como contribución personal a la acción social.
Muchos médicos comienzan a ejercer su trabajo sin tener suficientes conocimientos sobre nutrición (11). Esta nueva declaración de la AAP se suma a otras declaraciones ya existentes que destacan la importancia de la nutrición en la primera infancia, incluidas la política sobre la lactancia (12) y la política sobre la suplementación con hierro (13). En el actual panorama de incertidumbre reinante en el sistema sanitario estadounidense, resulta tranquilizador que la AAP haga hincapié en la nutrición durante los primeros años de vida como un aspecto crítico de la práctica pediátrica y que plantee la importancia de tener acceso a nutrientes esenciales durante los primeros 1000 días de vida para gozar de una mejor salud a largo plazo.
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