Estudios llevados a cabo con niños sanos del subcontinente indio muestran que alrededor del 90 % de los mismos padecen una deficiencia de vitamina D (niveles séricos de 25(OH)D por debajo de 50 nmol/l). Los síntomas clínicos de la deficiencia, manifestados como anomalías en la formación de los huesos, eran visibles en aproximadamente el 10 % de los niños.
Un estudio reciente (1) realizado con 280 niños sanos de entre 1 y 5 años procedentes de zonas rurales de Nepal reveló que nada menos que el 91,1 % presentaba una deficiencia de vitamina D (definida aquí como ˂ 50 nmol/l S-25(OH)D ). El estudio se llevó a cabo en los meses de invierno, por lo que es de suponer que estos eran los niveles más bajos.
Curiosamente, la situación parece ser similar en el resto del subcontinente indio. Una serie de estudios efectuados en esta zona indican que entre el 36 y el 90 % de los niños sanos tiene unos niveles inferiores a 50 nmol/l S-25(OH)D. Algunos de estos estudios también ponen de manifiesto la existencia de deformidades óseas visibles como ensanchamiento de las muñecas, fontanela anterior abierta y arqueamiento de las piernas (2).
Un estudio de 5137 niños sanos de entre 10 y 18 años llevado a cabo en el Norte de la India (3) mostró que el 92,6 % de los niños más pobres tenía unos niveles de vitamina D por debajo de 50 nmol/l S-25(OH)D. En el caso de los niños más ricos, el porcentaje fue del 84,9 %, lo que representa una mejora marginal. Pero el dato más crítico es que el 10,9 % de los niños manifestaba síntomas visibles de deficiencia.
La Academia Americana de Pediatría recomienda una ingesta diaria de 10 μg de vitamina D (equivalente a 400 UI/día) para todos los niños (2). Lamentablemente, esto no es frecuente en el subcontinente indio donde apenas se fortifican los alimentos y tampoco es habitual el consumo de suplementos. Es necesaria la intervención legislativa si se quiere evitar que las malformaciones óseas alcancen proporciones epidémicas.