Según un nuevo estudio realizado en Estados Unidos, muchos pacientes con epilepsia que toman antiepilépticos presentan una deficiencia de vitamina D y tienen un mayor riesgo de padecer una mala salud ósea y fracturas.
El estudio observacional midió las concentraciones en sangre de vitamina D de 596 pacientes epilépticos con una edad media de 41 años tratados con fármacos antiepilépticos (1). Los resultados revelaron que el 45 % de los pacientes padecían una deficiencia de vitamina D (menos de 20 ng/ml), una incidencia mayor que en la población general de EE. UU. (32 %). Los niveles de deficiencia de esta vitamina variaron según el tipo de fármaco antiepiléptico (FAE) con el que se trató a los pacientes: más de la mitad (54 %) de los que usaron FAE con inducción enzimática manifestaron una deficiencia de vitamina D, en comparación con el 37 % de los que tomaron FAE sin inducción enzimática. El riesgo de osteoporosis a menudo se exacerbó con un tratamiento de larga duración con FAE. Los pacientes epilépticos también demostraron ser entre dos y seis veces más propensos a sufrir fracturas debidas a diversos factores, como las convulsiones, un equilibrio deficiente, la inactividad, una baja densidad mineral ósea y una ingesta inadecuada de calcio.
Los investigadores señalaron que los niveles de vitamina D en los pacientes con epilepsia deberían controlarse como parte del tratamiento rutinario y habría que considerar también la administración de suplementos de calcio dado el elevado riesgo de osteoporosis y fracturas en este grupo. Aparte de afectar la salud ósea, los estudios en animales y humanos sugieren que la deficiencia de vitamina D podría agravar las convulsiones (2). No obstante, se necesitan más estudios para confirmar estas observaciones.