De acuerdo con un nuevo estudio estadounidense, solo una parte muy pequeña de la población adulta cumple las directrices dietéticas conjuntas en casos de una ingesta reducida de sodio y una ingesta excesiva de potasio.
En base a los datos del NHANES 2003-2008 sobre el consumo de 12.038 hombres y mujeres mayores de
20 años, el estudio identificó a las subpoblaciones a las que se podría aplicar la ingesta diaria de 1500 mg y 2300 mg de sodio y estimó el cumplimiento conjunto de los objetivos de ingesta dietética de sodio y potasio mediante dos recordatorios de dieta de 24 horas (1). El estudio mostró que las personas a las que se reco-mienda que consuman menos de 2300 mg de sodio al día, menos de un 0,12% cumplieron conjuntamente las directrices de sodio y potasio. En el grupo de 1500 mg/día, las directrices fueron cumplidas conjunta-mente solo por menos de un 0,015%.
Los investigadores comentaron que los análisis actuales apuntan a la dificultad de cumplir simultáneamente los múltiples requisitos relacionados con nutrientes. Además, sería un problema potencial el que los objetivos de consumo de potasio y sodio fueran formulados en términos de miligramos por persona al día, independi-entemente de las necesidades energéticas. El afrontar un 99,985% de incumplimiento va a ser un desafío para los médicos de la sanidad pública, mientras que el reducir el contenido de sodio en la dieta estado-unidense podría ser un desafío para la industria alimentaria.
Los adultos estadounidenses consumen demasiado sodio e insuficiente potasio (2). El consumo actual de sodio estimado es de 2300 a 4500 mg/día, mientras que el consumo de potasio estimado es de 2400 a
3200 mg/día, dependiendo de la edad y el sexo. Las consecuencias para la salud de un consumo excesivo de sodio y una relación sodio-potasio elevada son graves, puesto que conducen a una presión sanguínea ele-vada, enfermedades cardiacas y derrames cerebrales (3, 4), así como a un mayor riesgo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares y por todo tipo de causas (5). Las recomendaciones de la sanidad pública hacen hincapié en una reducción en el consumo de sodio y al mismo un aumento del consumo de potasio (2). Las Dietary Guidelines para 2010 aconsejaban a los adultos estadounidenses una reducción del consumo de sodio diario a menos de 2300 mg por persona, con un objetivo incluso inferior (1500 mg) para personas de mayores de 51 años, negros no hispanos, diabéticos, hipertensos o que sufren enfermedades renales crónicas. Los objetivos de consumo de potasio se hayan actualmente en una cantidad de 4700 mg/día por persona (2).