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Un repaso a los omegas raros para la salud cardíaca

Publicado

21 febrero 2019

De todos es conocida la importancia de obtener suficientes ácidos grasos omega-3 a través de la dieta. Sin embargo, poca gente ha oído hablar del omega-5, el omega-7 o el omega-9. Las grasas y aceites que forman parte habitual de nuestra dieta están en realidad compuestos por una mezcla de diferentes tipos de ácidos grasos. Estos tipos de ácidos grasos son bastante numerosos y en los alimentos se pueden encontrar más de 20 tipos diferentes. Los ácidos grasos pueden ser saturados, monoinsaturados y poliinsaturados. Las moléculas del ácido graso saturado son rectas, mientras que las del ácido graso monoinsaturado tienen un codo y las de los ácidos grasos poliinsaturados presentan más de un codo, lo cual cambia sus propiedades físicas. Los ácidos grasos están formados por una cadena de átomos de carbono. El más corto tiene tres átomos de carbono, mientras que el más largo tiene 22. La clasificación omega se refiere a la distancia entre el final de la molécula y el primer codo. Así, un ácido graso omega-3 tendrá el primer codo tres átomos de carbono después del final de la molécula. 

Además de los famosos omega-3, existen otros ácidos grasos, los ácidos grasos raros, cada uno con sus propias propiedades para la salud. Los omegas raros no están considerados ácidos grasos esenciales, como los de cadena larga omega-3 y omega-6, pero también tienen importantes beneficios. Echemos un vistazo a los omegas raros. 

Omega-3

Las estrellas entre los ácidos grasos. El ácido graso alfa-linolénico omega-3 está clasificado como ácido graso esencial. Todo el mundo necesita ácido alfa-linolénico (ALA, por sus siglas en inglés) en la dieta para evitar la deficiencia, cuyos síntomas incluyen piel escamosa y seca, pérdida de cabello y mala cicatrización de heridas (1). Además, la dieta de los bebés y niños hasta la edad de 2 años debería incluir ácido docosahexaenoico (DHA, por sus siglas en inglés) omega-3 para el desarrollo del cerebro y la vista (2). Existe evidencia de que tanto el ácido docosahexaenoico como el ácido eicosapentaeinoico (EPA, por sus siglas en inglés) son importantes para una dieta saludable en adultos (2). Las dietas ricas en ácidos grasos omega-3 podrían contribuir a la prevención de enfermedades crónicas (2).

Omega-5

Los ácidos grasos omega-5 consisten en varios ácidos grasos que se encuentran primordialmente en las semillas. Por ejemplo, la calabaza de serpiente, un vegetal tropical que produce un fruto similar a una serpiente de más de un metro de largo, contiene varios ácidos grasos omega-5, tales como los ácidos alfa-eleosteárico y beta-eleosteárico y el ácido punícico. El ácido punícico también se encuentra en las semillas de granada. Estudios de laboratorio muestran que el ácido punícico es un antioxidante (3). También se está estudiando la función de los omega-5 en el cáncer de mama (4, 5).

Omega-7

Los ácidos grasos omega-7 se encuentran en las semillas y en los productos lácteos. El ácido palmitoleico se encuentra en las nueces de macadamia y en los aguacates, mientras que los ácidos vacénico y ruménico provienen de la leche, el queso y la mantequilla. Estudios científicos ha mostrado que las dietas ricas en nueces de macadamia tienen efectos beneficiosos sobre el riesgo de enfermedad cardiovascular, por ejemplo, reduciendo los niveles de colesterol “malo” (6). Estudios de laboratorio han identificado repercusiones en el sistema inmune que apuntan a una posible vinculación de los omega-7 con varias enfermedades crónicas (7).

Omega-9

Las mayores fuentes de ácidos grasos omega-9 en la dieta incluyen el aceite de oliva, que tiene un alto contenido en ácido oleico, y la canola y otras oleaginosas, que contienen ácido erúcico. Todos los ácidos grasos omega-9 son monoinsaturados y por lo tanto beneficiosos para el corazón. En concreto, se considera que los ácidos oleicos son una contribución importante a los beneficios de la dieta mediterránea en la salud cardiovascular (8). Una revisión concluye que el ácido oleico puede mejorar los marcadores de riesgo de enfermedad cardiovascular (9). Por ejemplo, los triglicéridos del aceite de oliva rico en ácido oleico son eliminados de la sangre más rápidamente, lo que tiene un efecto potencialmente positivo sobre el riesgo de enfermedad cardiovascular (9). Algunos ácidos grasos se acumulan en el cerebro, por lo que existe cierto interés sobre si determinados ácidos grasos pueden afectar a las facultades cognitivas. En un estudio realizado con ratones con un deterioro temporal de la memoria, el ácido erúcico fue capaz de mejorar la memoria gracias a sus efectos en el hipocampo (10).

Los omegas raros

A pesar de no ser esenciales, los omegas raros muestran suficientes motivos para atraer la atención de investigadores de la nutrición y la salud. Tienen una acción antioxidante, puede que sean beneficiosos para el corazón y algunas investigaciones apuntan a su potencial en la prevención del cáncer y en la mejora de la cognición. Habrá que estar atento a las próximas noticias sobre investigación de los omegas raros.

Para leer más temas del mes de los editores de NUTRI-FACTS, por favor visite www.nutri-facts.org.

REFERENCIAS

  1. Sardesai VM. The essential fatty acids. Nutr Clin Pract 1992;7(4):179-86. doi: 10.1177/0115426592007004179
  2. Food and Agriculture Organization of the United Nations. Fats and fatty acids in human nutrition: Report of an expert consultation. Rome, 2010.
  3. Khajebishak Y, Payahoo L, Alivand M, Alipour B. Punicic acid: A potential compound of pomegranate seed oil in Type 2 diabetes mellitus management. J Cell Physiol 2019;234(3):2112-20. doi: 10.1002/jcp.27556
  4. Grossmann ME, Mizuno NK, Dammen ML, Schuster T, Ray A, Cleary MP. Eleostearic Acid inhibits breast cancer proliferation by means of an oxidation-dependent mechanism. Cancer Prev Res (Phila) 2009;2(10):879-86. doi: 10.1158/1940-6207.CAPR-09-0088
  5. Grossmann ME, Mizuno NK, Schuster T, Cleary MP. Punicic acid is an omega-5 fatty acid capable of inhibiting breast cancer proliferation. Int J Oncol 2010;36(2):421-6.
  6. Griel AE, Cao Y, Bagshaw DD, Cifelli AM, Holub B, Kris-Etherton PM. A macadamia nut-rich diet reduces total and LDL-cholesterol in mildly hypercholesterolemic men and women. J Nutr 2008;138(4):761-7. doi: 10.1093/jn/138.4.761
  7. de Souza CO, Vannice GK, Rosa Neto JC, Calder PC. Is Palmitoleic Acid a Plausible Nonpharmacological Strategy to Prevent or Control Chronic Metabolic and Inflammatory Disorders? Mol Nutr Food Res 2018;62(1). doi: 10.1002/mnfr.201700504
  8. Yubero-Serrano EM, Lopez-Moreno J, Gomez-Delgado F, Lopez-Miranda J. Extra virgin olive oil: More than a healthy fat. Eur J Clin Nutr 2018. doi: 10.1038/s41430-018-0304-x
  9. Bermudez B, Lopez S, Ortega A, Varela LM, Pacheco YM, Abia R, Muriana FJ. Oleic acid in olive oil: from a metabolic framework toward a clinical perspective. Curr Pharm Des 2011;17(8):831-43.
  10. Kim E, Ko HJ, Jeon SJ, Lee S, Lee HE, Kim HN, Woo ER, Ryu JH. The memory-enhancing effect of erucic acid on scopolamine-induced cognitive impairment in mice. Pharmacol Biochem Behav 2016;142:85-90. doi: 10.1016/j.pbb.2016.01.006

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