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  • OPINIÓN EXPERTA
  • 2011

Calcio y pérdida de peso: Magnitud del efecto y relevancia clínica

Publicado

15 junio 2011

“La mayoría de los estudios que han investigado la relación entre el consumo de calcio y el peso corporal hallaron que el aumento del consumo de calcio, o bien incrementaba la pérdida de peso en dietas bajas en energía, protegía la masa corporal magra y reducía el aumento de peso relacionado con la edad, o no tenía ningún efecto en el peso. Un metaanálisis reciente también ha presentado resultados favorables al calcio (1). Sin embargo, los autores insisten en que el efecto es ‘pequeño’ y de ‘relevancia clínica incierta’. Otros muchos autores que han escrito sobre la relación entre el calcio y el peso han tachado sin mucha base el tema de ‘controvertido’. Pero hay poco de controvertido sobre estos hechos. El conflicto reside en las diferentes expectativas que los investigadores, el público en general y los organismos de política nutricional tiene respecto a los datos. Este último meta-análisis realizado supone una oportunidad de clarificar parte de la confusión en torno a este asunto.

El metaanálisis muestra una diferencia de pérdida de peso de 0,74 kg en los ensayos, la mayoría de los cuales se llevaron a cabo durante 6 meses, lo que supondría una tasa anual de pérdida de alrededor de
1,5 kg. Para una mujer de 140 kg de peso que aspire a perder 70 kg, esta tasa de pérdida tendrá poco interés. Sin embargo, para la población que se enfrente a un aumento secular de peso, el mismo efecto será muy significativo. El aumento secular de peso está relacionado normalmente con un balance energético de tan solo 50 kcal más al día. Evidentemente, esta diferencia es muy pequeña, pero a lo largo de los años produce obesidad manifiesta. Por lo tanto, debería reconocerse la importancia clínica y el interés de la magnitud del efecto cuando se observa desde la perspectiva de una población que gana peso con el tiempo. Sin embargo, es extremadamente difícil detectar en los estudios clínicos un balance energético tan pequeño. Por lo tanto, cabe esperar que la forma de contrarrestar ese pequeño balance energético positivo (con el alto consumo de calcio, por ejemplo) sea también difícil de detectar. Siendo así, no es sorprendente que haya tantos resultados nulos de ensayos sobre el calcio y el peso.

Encontramos otro ejemplo de la misma discrepancia aparente entre la magnitud del efecto y la importancia en el asunto del consumo de calcio y el control de la presión sanguínea. Múltiples metaanálisis han confirmado un efecto de descenso de la presión sanguínea al producirse un consumo adecuado de calcio. Sin embargo, como ocurre con el peso, la media de descenso es baja (1-5 mmHg), y en uno de los metaanálisis los autores llegaron a escribir ‘... el efecto es demasiado pequeño para defender el uso del calcio (…) para prevenir o tratar la hipertensión ’ (2). Pero esta afirmación es, en el mejor de los casos, errónea, ya que los datos de la población mostraron que cada bajada de 1 mmHg puede reducir la frecuencia de la hipertensión hasta un 5% (o más). Sin embargo, en un sujeto con la presión sanguínea alta, una gota de solo unos mmHg tiene, por supuesto, un pequeño efecto. El problema, como dijimos anteriormente, reside enteramente en las expectativas que se tengan.

¿Qué se puede afirmar pues de forma responsable sobre el calcio y el peso corporal? Simplemente esto: Siendo iguales el resto de factores, un consumo abundante de calcio en la dieta 1) reducirá o eliminará el aumento de peso que suele darse al alcanzar la mediana edad, 2) debería ser un componente de cualquier dieta para perder peso, ya que contribuye a la pérdida de peso cuando se da déficit calórico a la vez que protege la masa corporal magra, 3) no es un sustituto del control de desequilibrio consumo/uso de energía y 4) no es un medicamento ni una panacea.

Además del tema del peso, debemos plantearnos la pregunta siguiente: ¿Es realista, o apropiado, esperar una amplia magnitud de efecto de los nutrientes; es decir, de cualquier nutriente y cualquier efecto? En general, el efecto de los nutrientes, como hemos observado con el calcio, es de pequeña magnitud, aunque este efecto sea amplio cuando se trata de un impacto acumulativo. Además, normalmente actúan en muchos sistemas del cuerpo, en cada uno con un efecto definido, si bien pequeño. Por lo tanto, causan un amplio rango de efectos, muchos de los cuales pueden resultar importantes clínicamente. Sin embargo, los nutrientes no son medicamentos y no deberían concebirse como tales. Tampoco pueden probarse o metaanalizarse como si lo fueran (3)”.

Fuente: Heaney R. P. Calcium and obesity: effect size and clinical relevance. Nutrition Reviews. 2011; 69(6):333–334.

REFERENCIAS

  1. Heaney R. P. Calcium and obesity: effect size and clinical relevance. Nutrition Reviews. 2011; 69(6):333–334.
  2. Onakpoya I. J. et al. Efficacy of long-term calcium supplementation in the management of overweight and obesity: a systematic review and meta-analysis of randomized clinical trials. Nutr Rev. 2011; 69:335–343.
  3. Allender P. S. et al. Dietary calcium and blood pressure: a meta-analysis of randomized clinical trials. Ann Intern Med. 1996; 124:825–831.
  4. Heaney R. P. et al. EBN (Evidence-Based Nutrition) Ver. 2.0. Nutr Today. 2011; 46:22–26.

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