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¿Se pueden ahorrar costes reduciendo las deficiencias de vitaminas y minerales en países de altos ingresos?

Publicado

21 enero 2019

Los países de ingresos altos registran unos bajos índices de seguridad alimentaria. En términos generales, hay abundante comida para todos y las tasas de desnutrición son poco significativas (1). Sin embargo, todavía existe un nivel preocupante de deficiencias de vitaminas y minerales a pesar de la buena seguridad alimentaria en general. Por ejemplo, aproximadamente uno de cada tres estadounidenses padece una carencia de vitaminas o anemia (2). La deficiencia e insuficiencia de vitamina D es común en muchos países de Europa (3). Por otro lado, dentro de una población bien alimentada puede haber personas que estén expuestas al riesgo de padecer una deficiencia debido a una alimentación pobre en nutrientes, enfermedades o un incremento de las necesidades. Todo ello puede tener consecuencias importantes para la salud pública. En un artículo de revisión reciente, Bruins et al. analizan cómo identificar y dirigir las intervenciones a grupos susceptibles de padecer deficiencias de vitaminas y minerales. (4).

Prevención de las deficiencias de vitaminas y minerales

Ninguno de nosotros quiere padecer una deficiencia de micronutrientes. Los síntomas aparecen recogidos en cualquier libro de texto sobre nutrición: fatiga y reducción de las capacidades cognitivas como consecuencia de la deficiencia de hierro, aumento de las infecciones por deficiencia de vitamina A, dermatitis y confusión con la deficiencia de vitamina B6 y mala cicatrización de las heridas debida a la deficiencia de vitamina C (5). Al igual que nosotros, los gobiernos, los departamentos de salud pública, las organizaciones de salud y las ONGs tampoco quieren que la población padezca carencias de micronutrientes. Las deficiencias de vitaminas y minerales se pueden tratar fácilmente, pero, si no reciben tratamiento, pueden comportar un aumento de los costes sanitarios y una reducción de la productividad de la población.

En las poblaciones bien alimentadas, es importante identificar quiénes son los más expuestos a sufrir una deficiencia con el fin de adoptar medidas dirigidas a estas personas. Con ello se persiguen dos fines: en primer lugar, destinar los escasos recursos a aquellas personas que más se pueden beneficiar y, en segundo lugar, evitar un consumo excesivo de suplementos por parte poblaciones bien alimentadas cuya dieta ya es adecuada. Las necesidades de nutrientes varían a lo largo de la vida, y la ingesta de vitaminas y minerales está condicionada por nuestra situación económica, nuestros conocimientos sobre nutrición y factores culturales. Entre los grupos de población más vulnerables a padecer deficiencias se encuentran las mujeres embarazadas y los niños pequeños, debido a que tienen una mayor necesidad de nutrientes, y las personas mayores como consecuencia de la reducción de la ingesta de alimentos y las enfermedades. La anemia se da a menudo en mujeres en edad fértil (2).

Las deficiencias nutricionales se pueden abordar de diferentes formas. Muchas dietas deficientes se pueden corregir mediante la educación nutricional (6, 7). Otro método es proporcionar paquetes de alimentos a los grupos vulnerables para mejorar su alimentación (8). Los impuestos y las subvenciones también pueden ayudar a los consumidores a escoger alimentos más nutritivos (9). Asimismo, el enriquecimiento de los alimentos puede servir para aumentar la ingesta de ciertos micronutrientes, si bien resulta difícil dirigirlo específicamente a los grupos vulnerables (10). Los complementos alimenticios también pueden ser una estrategia: en muchos países se aconseja a las mujeres que planean quedarse embarazadas que consuman ácido fólico para ayudar a prevenir los defectos del tubo neural (11).

¿Merece la pena? Cálculo de costes y beneficios

Antes de comenzar una intervención en una población vulnerable, una forma útil de determinar si va a merecer la pena es hacer un análisis de costes-beneficios. Los costes incluyen todos los gastos necesarios para implementar el programa, así como los recursos utilizados para identificar los grupos vulnerables y realizar las pruebas. La adopción y el cumplimiento del programa influyen en la eficacia del mismo a la hora de reducir las tasas de deficiencia y, por tanto, también en sus beneficios. El ahorro de costes dependerá tanto de la reducción directa de los costes sanitarios como de las mejoras indirectas de la productividad. Medidas como los años de vida ajustados por discapacidad o los años de vida ajustados por calidad pueden ser de ayuda en este sentido (12). Los análisis de costes-beneficios han identificado varios programas potenciales para aumentar el suministro de vitaminas y minerales a ciertos grupos vulnerables de la población, lo que se traduce en  un ahorro neto de costes (13–15).

Lea más información al respecto en “Considerations for Secondary Prevention of Nutritional Deficiencies in High-Risk Groups in High-Income Countries.”

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REFERENCIAS

  1. Food and Agriculture Organization of the United Nations. The State of Food Security and Nutrition in europe and central asia. 2017.
  2. Bird JK, Murphy RA, Ciappio ED, McBurney MI. Risk of Deficiency in Multiple Concurrent Micronutrients in Children and Adults in the United States. Nutrients 2017;9(7). doi: 10.3390/nu9070655
  3. Manios Y, Moschonis G, Lambrinou CP, Mavrogianni C, Tsirigoti L, Hoeller U, Roos FF, Bendik I, Eggersdorfer M, Celis-Morales C, et al. Associations of vitamin D status with dietary intakes and physical activity levels among adults from seven European countries: the Food4Me study. Eur J Nutr 2017. doi: 10.1007/s00394-017-1415-1
  4. Bruins MJ, Bird JK, Aebischer CP, Eggersdorfer M. Considerations for Secondary Prevention of Nutritional Deficiencies in High-Risk Groups in High-Income Countries. Nutrients 2018;10(1). doi: 10.3390/nu10010047
  5. Otten JJ, Hellwig JP, Meyers LD, eds. Dietary reference intakes: the essential guide to nutrient requirements. Washington, DC.: The National Academies Press, 2006.
  6. Lua PL, Wan Putri Elena WD. The impact of nutrition education interventions on the dietary habits of college students in developed nations: a brief review. Malays J Med Sci 2012;19(1):4-14.
  7. Murimi MW, Kanyi M, Mupfudze T, Amin MR, Mbogori T, Aldubayan K. Factors Influencing Efficacy of Nutrition Education Interventions: A Systematic Review. J Nutr Educ Behav 2017;49(2):142-65 e1. doi: 10.1016/j.jneb.2016.09.003
  8. Schultz DJ, Byker Shanks C, Houghtaling B. The Impact of the 2009 Special Supplemental Nutrition Program for Women, Infants, and Children Food Package Revisions on Participants: A Systematic Review. J Acad Nutr Diet 2015;115(11):1832-46. doi: 10.1016/j.jand.2015.06.381
  9. Cobiac LJ, Tam K, Veerman L, Blakely T. Taxes and Subsidies for Improving Diet and Population Health in Australia: A Cost-Effectiveness Modelling Study. PLoS Med 2017;14(2):e1002232. doi: 10.1371/journal.pmed.1002232
  10. Nazeri P, Mirmiran P, Shiva N, Mehrabi Y, Mojarrad M, Azizi F. Iodine nutrition status in lactating mothers residing in countries with mandatory and voluntary iodine fortification programs: an updated systematic review. Thyroid 2015;25(6):611-20. doi: 10.1089/thy.2014.0491
  11. Ray JG, Singh G, Burrows RF. Evidence for suboptimal use of periconceptional folic acid supplements globally. BJOG 2004;111(5):399-408. doi: 10.1111/j.1471-0528.2004.00115.x
  12. Neumann PJ, Anderson JE, Panzer AD, Pope EF, D'Cruz BN, Kim DD, Cohen JT. Comparing the cost-per-QALYs gained and cost-per-DALYs averted literatures. Gates Open Res 2018;2:5. doi: 10.12688/gatesopenres.12786.1
  13. Earnshaw SR, McDade CL, Chu Y, Fleige LE, Sievenpiper JL. Cost-effectiveness of Maintaining Daily Intake of Oat beta-Glucan for Coronary Heart Disease Primary Prevention. Clin Ther 2017;39(4):804-18 e3. doi: 10.1016/j.clinthera.2017.02.012
  14. Sandmann A, Amling M, Barvencik F, Konig HH, Bleibler F. Economic evaluation of vitamin D and calcium food fortification for fracture prevention in Germany. Public Health Nutr 2017;20(10):1874-83. doi: 10.1017/S1368980015003171
  15. Tice JA, Ross E, Coxson PG, Rosenberg I, Weinstein MC, Hunink MG, Goldman PA, Williams L, Goldman L. Cost-effectiveness of vitamin therapy to lower plasma homocysteine levels for the prevention of coronary heart disease: effect of grain fortification and beyond. JAMA 2001;286(8):936-43. 

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