La vitamina D no solo favorece una buena salud ósea: cada vez hay más datos que indican que también puede proteger frente a las enfermedades cardiovasculares. El ictus isquémico es la tercera causa más frecuente de muerte en el mundo industrializado, responsable de cerca del 10 % de la mortalidad total. Presentamos resultados de nuevos ensayos que demuestran la importancia de un buen nivel vitamínico para mejorar el pronóstico de pacientes de accidentes cardiovasculares (ACV) 90 días después del episodio inicial.
Cada vez hay más datos que indican que la vitamina D afecta al sistema cardiovascular y protege frente a lesiones neurovasculares, incluido el ictus isquémico (1). Un reciente estudio de Turetsky et ál. (2) concluyó que un nivel bajo de vitamina D lleva asociado de forma independiente un mayor volumen de lesión tras un ictus isquémico.
En todo el mundo, cada año sufren un accidente cerebrovascular (ACV) 15 millones de personas, de las cuales un tercio fallece y otro padece una invalidez permanente. En los países desarrollados, una de cada diez muertes puede atribuirse a ACV (3). Los ACV causan el 19,9 % de todas las muertes en China (4). Los ictus isquémicos representan aproximadamente el 87 % de todos los ACV.
Los ictus isquémicos se producen cuando un coágulo de sangre bloquea una arteria que va al cerebro. Como resultado, las células y los tejidos cerebrales mueren en cuestión de minutos por falta de oxígeno y nutrientes, que normalmente llegan al cerebro a través de la sangre. Los síntomas habituales de ictus isquémico incluyen pérdida de coordinación, entumecimiento repentino, confusión súbita, pérdida de visión, mareo y cefalea fuerte.
Para evaluar el alcance de la lesión cerebral isquémica tras un ictus suele utilizarse el volumen del infarto, los tejidos permanentemente dañados que rodean el coágulo.
Turetsky et ál. (2) examinaron los datos de 96 pacientes de ictus isquémico para determinar si el nivel de vitamina D era un indicador independiente del volumen del infarto y del pronóstico a 90 días. Concluyeron que un nivel sérico elevado de 25(OH)D tiene una relación significativa con un menor volumen del infarto (p < 0,05). También se observó una relación entre el bajo nivel sérico y el pronóstico a 90 días. El riesgo de un peor pronóstico se duplicó con cada reducción de 10 ng/ml en el nivel de vitamina D. El estudio demuestra que un bajo nivel de vitamina D puede ayudar a identificar a los pacientes de ACV con riesgo de un mal pronóstico.