De acuerdo con un reciente estudio llevado a cabo en EE. UU., muchos niños de primaria no alcanzan la ingesta recomendada de vitaminas E y A y tienen bajas concentraciones en sangre de vitamina D.
El estudio evaluó los niveles de ingesta dietética de todas las vitaminas y minerales esenciales, así como la concentración de vitamina D en el organismo, en un grupo de escolares de primaria de EE. UU. (1). Un total de 172 niños completaron un cuestionario validado sobre alimentos, y un subgrupo de 71 niños completaron una prueba rápida de vitamina D en sangre. Los resultados indicaron que el 70% de los niños presentaba unos niveles séricos de vitamina D de entre 21 y 30 ng/mL, mientras que el 13% tenía unos niveles por debajo de los 20 ng/mL, lo cual se considera insuficiente y deficiente, respectivamente. Ningún niño cumplió los niveles de ingesta de vitamina E recomendados, y solamente un niño presentó una ingesta adecuada (IA) de potasio. Muy pocos niños cumplieron la IA de ácido alfa-linolénico ; el 76% de los niños de entre 5-8 años y el 92% de los niños de entre 9-11 años, respectivamente, no alcanzaron los niveles recomendados para la ingesta de calcio, el 40% y el 61% para el magnesio y el 22% y el 44% para la vitamina A.
Los investigadores comentaron que, si bien todavía era necesario recabar y analizar más datos, estos resultados preliminares suscitan serias preocupaciones sobre la ingesta de nutrientes de los niños incluso en comunidades ricas y con un alto nivel educativo. La escasa ingesta dietética de calcio y magnesio, unida a un nivel bajo de vitamina D, puede tener consecuencias perjudiciales para la salud ósea, tanto a corto plazo (afectando a la mineralización de los huesos durante el crecimiento y la obtención del pico de masa ósea) como a largo plazo ( osteoporosis). Sería preciso disponer de herramientas que ayuden a los padres y a los profesionales de la salud a evaluar el estado nutricional de los niños y que sirvan de orientación para mejorar la ingesta de nutrientes, incluyendo mejoras en la dieta y el uso de suplementos dietéticos.
Un nuevo estudio realizado en Venezuela concluyó que el consumo moderado de betacaroteno parece reducir el estrés oxidativo, posible causa de la diabetes, en adultos sanos y pacientes con diabetes tipo 2.
En el estudio se analizaron los parámetros de balance oxidativo así como la capacidad antioxidante del plasma en muestras de sangre de 117 individuos no fumadores, entre ellos individuos sanos y pacientes con diabetes tipo 2 (1). Los participantes se asignaron en dos grupos: uno sin suplemento de betacaroteno y otro al que se suministraron 6 mg de betacaroteno al día durante 45 días. Los resultados del estudio mostraron que tanto los pacientes como los individuos sanos que recibieron betacaroteno presentaron un mejor balance oxidativo (baja generación de especies reactivas de oxígeno) así como una respuesta antioxidante ligera- mente aumentada (capacidad antioxidante del plasma), con respecto a los individuos que no recibieron beta- caroteno. Los cambios evidenciados estaban presentes aún un mes después de retirado el suplemento de betacaroteno.
Los investigadores concluyeron que los alimentos ricos en betacaroteno o el suministro del mismo debería ser parte de la prevención o las estrategias para el tratamiento de la diabetes tipo 2. El hecho de que pequeñas dosis de betacaroteno hayan producido efectos favorables motiva a proyectar estudios adicionales empleando diferentes tiempos y dosis, a fin de mejorar los efectos logrados, e igualmente a proveer re- comendaciones nutricionales para las personas diabéticas las cuales incluyan el consumo diario de caroten- oides. Adicionalmente, los científicos señalaron que el efecto antioxidante descrito en los individuos sanos que recibieron betacaroteno hace posible pensar en un efecto preventivo o protector contra enfermedades generalmente producidas o propagadas por el desbalance oxidativo.
Se ha documentado que en la diabetes existen varios mecanismos que aumentan la producción de agentes prooxidantes y alteran la producción y actividad de antioxidantes enzimáticos y no enzimáticos. Algunos estudios sobre el papel antioxidante del betacaroteno en la diabetes han demostrado que los pacientes diabéticos tienen una concentración reducida de carotenoides en suero, así como que existe un menor riesgo de enfermedad asociado tanto al alto consumo como a los altos niveles séricos de betacaroteno (2). En lo que hace referencia al suministro de antioxidante betacaroteno en la diabetes, no se cuenta con resultados claros debido a aspectos metodológicos, tales como la combinación con otros agentes antioxidantes, el periodo del suministro y la alta variabilidad de las dosis empleadas (3).